Isaías 41, 13-20; Sal 144,1y9.10-11.12-13ab; Mateo 11111-15

“El que tenga oídos que oiga”. Así acaba el Evangelio de hoy. Estamos en el ecuador del Adviento, dentro de trece días celebraremos la Navidad. Llevamos doce preparando la venida de Cristo, así que escuchemos: “No temas, gusanito de Jacob, oruga de Israel”. ¡Lo que hay que oír!. Gusanito. Oruga. Definición de gusano: “Nombre vulgar de las larvas vermiformes de muchos insectos, como algunas moscas y coleópteros, y las orugas de los lepidópteros”…”Nombre común que se aplica a animales metazoos, invertebrados, de vida libre o parásitos, de cuerpo blando, segmentado o no y ápodo” (Diccionario de la lengua española). Así nos llama “El Señor, tu Dios”. Desde luego si me lo llama otro podría haber más que palabras. Más de uno se ha batido por menos. Pero hemos decidido escuchar y escucharemos.
“Desde los días de Juan, el Bautista, hasta ahora se hace violencia contra el reino de Dios y gente violenta quiere arrebatárselo”. Mira a tu alrededor. Cuánta violencia hay aún hoy contra Cristo y contra la Iglesia. Cuántas informaciones sesgadas. Cuántos ataques contra la persona, templo del Espíritu Santo. Cuántos ataques a la vida de indefensos, nacidos o no. Cuánta “kultura” que degrada la capacidad de conocer y conocerse del hombre. Cuántos portavoces del mal que se apropian indebidamente del apellido modernidad.
Ante todo eso, algunos pensarán en una gran campaña de marketing, un buen lavado de cara, un lifting del Evangelio y de la Iglesia, en definitiva, una ofensiva en lucha declarada contra los enemigos de Dios y su Iglesia. ¡Somos más y mejores! ¡Al abordaje!. Seamos como las imágenes de Santiago matamoros que, espada en mano, cortemos las cabezas de los infieles. Aireemos la porquería de los demás y hundámoslos en su miseria. Tenemos poder: Usémoslo.
Esto pensarán los que tienen una visión terrena de la Iglesia (igual que sus enemigos en el fondo). Cuando nos vengan esos pensamientos, escuchemos al Señor, nuestro Dios, que nos dice: “¡Só ápodo!. (gusano a fin de cuentas) Que no te has enterado de nada, tu fuerza está acostado en un pesebre, colgado en una cruz. El “mayor de los nacidos de mujer” viste una piel de camello y come langostas (de las que saltan). Yo soy “lento a la cólera y rico en piedad”. ¿Quién eres tu para ponerte en mi lugar?. Pero “no temas. Tu redentor es el Santo de Israel. Yo mismo te auxilio para que vean y conozcan, reflexionen y aprendan de una vez, que la mano del Señor lo ha hecho, que el Santo de Israel lo ha creado. No temas, gusanito de Israel”
Ante tantos ataques a la fe te puedes sentir muy pequeño, una oruga; pero una oruga de Dios. Mira la humillación de María, de Cristo, de los santos y descubrirás la grandeza de Dios. El que tenga oídos que oiga.