Samuel 1, 24-28; 1S 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd ; san Lucas 1, 46-56

Nunca he sido compositor ni tan siquiera tengo el más mínimo oído musical, pero estoy casi convencido de que muchos que hoy lean el comentario lo leerán con musiquilla. Esa música no será una obra clásica ni un villancico ni lo último de Alex Ubago -las quinceañeras de mi parroquia tiemblan por sus huesitos-, será el soniquete que hoy suena en casas, comercios, taxis, oficinas e incluso por la calle: el sonido de los niños de San Ildefonso cantando números y premios de la Lotería de Navidad.
Es el día de la salud, sólo unos pocos serán agraciados con el premio y los demás se consolarán pues ¡la salud es lo importante!. Muchos preguntarán con codiciosa esperanza ¿cuál ha sido el gordo? y se enrabietarán internamente al ver la alegría, humedecida en cava, de los afortunados cuando aparezcan en la televisión. Hasta algunos diarios tendrán una tirada especial para publicar los “números de la suerte” y se buscará ansioso si al menos el décimo está en la “pedrea”.
Te invito a cambiar un momento de soniquete. Apaga la radio o la televisión, borra de tu cabeza un momento el ruido de fondo del girar del bombo y canta el “Magníficat” de María que nos ofrece el evangelio. Hoy no haría falta ningún comentario, simplemente paladear las palabras de María, escuchar como escucharía Isabel proclamar las maravillas de Dios, descubrir sus proezas y gozarse de su misericordia. Entonces no serán unos pocos los agraciados pues lo es toda la humanidad que quiere reconocerlo, no rechinarás los dientes ante la suerte de otros sino que te alegrarás del Día del Señor, no hará falta una copita para estar alegre pues te brotará del corazón la verdadera alegría, no te consolarás pensando que es “el día de la salud” sino que te consolará el mismo Dios pues es el “Día de la salvación”, no estarás pendiente de las palabras de los niños de San Ildefonso sino de las palabras del propio Cristo. Todo esto sí que merecería una edición especial y que buscásemos ansiosos si nuestros nombres están escritos en la lista del libro de la Vida.“El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece” escucharemos en el salmo. No olvides que seguimos con prisa a María y a José camino de Belén, no dejes que el despiste de un día te aparte de su lado y pierdas sus huellas, no pongas tu vida en manos de la cartilla del banco ponla en las manos de María y de José que sostuvieron en ellas al creador del mundo y quieren verte a ti en ellas.
Por cierto, ojalá a ti, asiduo lector de estos comentarios, te toque la lotería pero cuídate de que el dinero no te nuble el corazón y cuando María y José lleguen a Belén buscando una posada encuentren un cartel en la puerta que diga: “Cerrado, me ha tocado la lotería y me he ido de vacaciones”. Eso sí sería perder “el gordo”.