Isaías 1,10.16-20; Sal 49, 8-9. 16bc- 17. 21 y 23; san Mateo 23, 1-12

Vamos a humillarnos un poquito más, no te preocupes, la humillación cristiana no es una fabrica de “depres” sino que abre las puertas a la misericordia, a la felicidad, a la verdadera alegría.
No he visto la película de “La pasión” de Mel Gibson aunque creo que iré a verla cuando la estrenen en España, pero ciertamente se han derramado litros y litros de tinta a favor y en contra. Cuando la vea tendré mi opinión y seguramente me la guardaré, pero el otro día leía un titular que decía: “Expertos en Jesús hallan errores en filme de ”. Me hizo gracia la expresión: “Expertos en Jesús”; ¿Qué son? ¿Cómo los llamaremos?… ¿Jesusólogos?. Conozco historiadores que conocen profundamente la historia de Israel en la época de Jesucristo, teólogos que profundizan en la fe y en la persona del Verbo encarnado, hasta “piratas” de las Sagradas Escrituras que te lanzan una cita a la cara en cuanto estás descuidado pero ¿expertos en Jesús?. El experto es el experimentado en algo y la experiencia es el “hecho de haber sentido, conocido o presenciado alguien algo”. Un médico puede ser experto en partos, haber asistido a cientos, pero nunca será experto en ser madre.
¿Expertos en Jesús? Experiencia de encontrarse con Cristo tenemos que tenerla tú y yo, porque no seguimos a un cadáver, seguimos a Cristo vivo y actuante en la historia, en nuestra vida. “Lavaos, purificaos, apartad de mí vista vuestras malas acciones: cesad de obrar mal, aprended a obrar bien, buscad la justicia, defended al oprimido, sed abogados del huérfano, defensores de la viuda. Entonces, venid y litigaremos- dice el Señor”. Quien no se ha encontrado con Cristo se justifica, se convierte en “Jesusólogo”, en arqueólogo de sus intereses, “lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar”. Si de verdad te encuentras con Cristo te encontrarás con “el que vive” y no querrás hacerle la autopsia, le reconocerás como “maestro”, como “Señor” y te encontrarás con tu Padre del cielo.
A lo mejor piensas que es una meta muy alta, que no tienes nada de místico. Me contaron una vez que un Obispo de Madrid, hace muchos años, decía a sus sacerdotes que no se dejasen llamar místicos. Cuando le preguntaban el por qué contestaba que una vez, estando en un monasterio haciendo ejercicios espirituales, vio pasar por el campo a un aldeano que azuzaba a su asno con una vara y le gritaba: “¡Místico anda!., ¡Arre Místico!”. Se acercó el prelado a preguntar cómo le había puesto semejante nombre al pollino a lo que el labriego contestó: “¿A éste?, pues porque mueve mansamente la cabeza hacia un lado, luego hacia al otro y después hace lo que le sale de las narices”.
Madre nuestra, que nosotros no hagamos lo que nos salga de los hocicos (con perdón, quiero decir de los apéndices nasales), que no seamos “místicos borricos” sino que recordemos lo que buscamos esta semana: “el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. Así te encontrarás con Cristo.