Jeremías 13, 1-11 ; Dt 32, 18-19. 20. 21 ; san Mateo 13, 31-35

Muchos de los que leen estos comentarios han escrito correos electrónicos pidiendo la identidad de los sacerdotes que los realizamos (incluso alguien ha llamando telefónicamente desde el otro lado del “charco”). La dirección que se facilita es la de blanca@planalfa.es. Pues bien, Blanca es la secretaria del Departamento de Internet del Arzobispado de Madrid. Ella ha estado desde los inicios de la web y, gracias a su eficacia, generosidad y discreción, nos ha sacado de más de un apuro, pues os puedo asegurar que el ritmo de trabajo del departamento es un tanto trepidante. Casada y con dos hijas guapísimas, se siente servidora de la Iglesia en tiempo, dedicación y esfuerzo.

Los mensajes que recibe Blanca son distribuidos a los dos sacerdotes que elaboran los comentarios (os avisamos que, de cara a este verano que ya comienza, tendremos un nuevo fichaje, así que seremos tres los sacerdotes). Tanto en el ánimo, los agradecimientos, las sugerencias o las críticas, todo es recibido como gracia de Dios. Algunos nos piden consejos, o dirección espiritual, pero para ello el Arzobispado de Madrid brinda un servicio de asesoramiento, que se sugirió desde la RIIAL (Red Informática de la Iglesia en América Latina). Son también dos sacerdotes los que realizan esta asistencia: D. Alfonso y D. Jesús. Son sus nombres reales, y los correos respectivos: asesor2@planalfa.es y asesor3@planalfa.es. Os puedo asegurar que la labor que realizan (escondida, oculta, y sin brillo aparente), es de los que más frutos se recogen.

Y, ¿qué ocurre con los que hacemos los comentarios? Decía San Ignacio de Loyola: “Ad maiorem Dei gloriam” (“Para mayor gloria de Dios”). Y os aseguramos que es lo único que nos motiva a desempeñar esta tarea. D. Fernando Rey, con sus cientos de comentarios elaborados años atrás, inauguró una etapa que, verdaderamente, resultó ímproba. Su estilo inició una manera de comentar los Evangelios, que también ha hecho huella en nosotros, sus continuadores. Los que ahora estamos “al pie del cañón”, nos preguntamos cómo podía D. Fernando hacer ese trabajo, y diariamente, él solo. Ya se ve que la gracia de Dios hace auténticos milagros. ¡Gracias, Fernando! (escribo esto porque sé que, al leer él estas líneas, le resultará una verdadera bofetada tanto halago… pero se lo merece. Seguro que cuando me vea me dirá en su lenguaje tan personal: “¡menos chorradas, y más rezar!).

“El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas”. Los que sembramos sabemos que el incremento viene exclusivamente de Dios… y cuando le parezca más oportuno. Así pues, no existe ninguna pretensión a la hora de ocultar nuestros nombres. Hoy seremos unos, mañana Dios dirá. Lo importante es que la Palabra de Dios resuene en todos los rincones de la tierra. Lo mismo que ocurre en la televisión, o en cualquier otro medio de comunicación, los que hacen que las cosas “salgan” están “detrás de las cámaras”: Blanca, Ángel Luis, Joaquín…. A todos ellos gracias por tanto “tostón”, y tantas horas “secuestradas” a sus familias.

Nuestra madre la Virgen también sonreirá desde el Cielo. Ella sabe lo que verdaderamente nos anima a continuar con este trabajo: la Gloria de Dios… Por cierto, hoy es mi cumpleaños, y os pido un Avemaría por mis intenciones. En ellas estáis también cada uno de vosotros… y, ¡basta ya de tanta milonga!

Hasta mañana.