Hechos de los apóstoles 25, 13-21 ; Sal 102, 1-2. 11-12. 19-20ab; san Juan 21, 15-19

El 22 de marzo de 1907, nacía una niña que moriría con 97 años, pero lo más significativo será el día exacto en que lo hizo: el día 13. “Se han cerrado dulcemente aquellos ojos que vieron los Ojos de la Virgen”; así se describió el fallecimiento de Sor Lucia en el Carmelo de Coimbra donde vivía. Este es el primer año que llega la fiesta de la Virgen de Fátima y Lucía ya va a estar viendo a la Señora eternamente en el Cielo.

En 2000 el Papa beatificaba en Fátima a sus dos primos. Lucia estaba allí y también un millón de fieles, bajo un sol que, no “bailaba” de puro “milagro”. Yo también tuve la suerte de estar allí: había un silencio increíble, un silencio de un millón de voces calladas, de corazones locuaces que hablaban con Dios.

Tres niños, tres secretos. ¡El tercero!: “un Obispo vestido de blanco que caía como muerto bajo los disparos de un arma de fuego”. Lucia en 1917 sabía lo del 13 de mayo de 1981. Deberíamos creer más a Dios. Pero la Virgen no vino a contar secretos sino a preguntar al mundo: “¿queréis sufrir para obtener la conversión de los pecadores y reparar las blasfemias, así como todas las ofensas hechas al corazón inmaculado de María?”

No es un secreto que de éste primer mensaje hoy falta: “sufrir”, “reparar”, “conversión”, “inmaculado”; abundan: “pecadores”, “ofensas”, “blasfemias”. ¿Será el momento de cambiar?

En1917, crecía el comunismo. Pocas cosas han hecho más mal al mundo, en las familias, en las naciones, que esta ideología sin Dios, que es también una forma de definir el infierno. Lucia, entonces, también crecía: “jugando en lo alto de Cova de Iría vimos algo como un relámpago”. Se asustan, la Señora les tranquiliza; “¿de dónde es usted? -le pregunté
-Soy del Cielo
-“Y ¿yo también voy al Cielo?
-Sí
-Y ¿Jacinta?
-También
-Y ¿Francisco?
-También pero tiene que rezar muchos rosarios”.

María no vino a contarnos “secretos”; quiere que no se peque. Coincide con el dolor del Cardenal Rouco porque -aunque él lo refería sólo a Madrid-:“se peca masivamente”; ¡cuanta burla se ha hecho!; la burla siempre es desmitificadora de la realidad. Pero la realidad es como es, aunque se burlen de ella. Se burlaban de aquellos niños y fue verdad lo que decían.

Lucia, de profesión pastora pocos años, monja toda su vida, a la que sólo le importaba ir al Cielo –a ver si eso va a ser lo único importante- que lo que no quería dejarse nunca era el Rosario, que quería confesar y comulgar, hace que “el país rinda homenaje a la ‘pastorcilla’ que con su oración y con su fe supo tocar los corazones de todos” (L’Osservatore Romano 15/02). Todavía vivía en la tierra Juan Pablo II cuando, como comentó Saraiva Martins cardenal portugués, incluso el Papa quedó “muy triste”, al enterarse de su muerte.