san Pablo a los Corintios 6, 1-10; Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4 ; san Mateo 5, 38-42

Ayer, en la Misa, se leyó el comunicado de Consejo de Laicos de Madrid y se invitó a quien quisiera, a participar como católico y como familia. Aseguro que no era nada complicado, el comunicado del consejo de laicos lleva unos días puesto en la puerta, en la hoja parroquial estaba escrita la nota de la Conferencia Episcopal, en la Misa solamente se decía que quien quisiera asistir no era algo malo, hasta podía estar bien, y que lo convocaban asociaciones de laicos, no los Obispos, aunque decían que era una causa justa. Aún así, dicho con toda claridad, una señora después de Misa, se acercó al vicario parroquial y le dijo que le parecía muy mal que los Obispos se manifestasen en contra de las familias. ¡Así es la vida!
“Sabéis que os está mandado: Ojo por ojo, diente por diente. Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia.” Sinceramente comienzo a dudar que en mi parroquia, y en alguna más que conozco, se pueda dar por supuesto lo que les está mandado; ¡cómo para exigirles lo superior!. Cada día me encuentro a jóvenes y mayores que conocen exclusivamente lo que a ellos les interesa. Un hombre mayor, que venía a Misa cada domingo, a las nueve de la mañana, me dijo un vecino que lo habían encontrado muerto en su domicilio pues “ya olía,” y tuvieron que sacarle los bomberos rompiendo una ventana de su casa. El que me dio la noticia, su vecino, no sabía cómo se llamaba, aunque creía que la única familia que tuvo fue una hermana que murió hace unos años. No vivía en mi límite parroquial, me importa menos no saber exactamente cómo se llamaba, lo que me ha sentado realmente mal es aplicar hoy la Misa por él y que ninguno de los que vienen siempre a Misa a las nueve de la mañana hayan preguntado quién era. Les ha dado igual, como si se muere mi perra, y estos son los buenos. ¡Manda narices!. Ayer decía que me gustaba ver lo positivo, hoy me cuesta, tengo que reconocerlo. Tal vez les toque “bronca” el domingo que viene. Casi siempre celebro yo la Misa de nueve los domingos y festivos, tal vez sea la “Misa” a la que más cariño tengo, pero me han defraudado mucho: van a cumplir y punto. ¿Qué mas da que se haya muerto uno que venía a Misa y se lo han encontrado cuando ya estaba pudriéndose? Ellos ya han cumplido.
“Sabéis que os está mandado.” Cada día me convenzo más de que estamos entre lo que se llamaba “rudos.” No es que sean enemigos de la Iglesia, es que no se enteran de nada, no saben nada, les da todo igual. “Pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios.” ¡Tonto que eres! Ellos viven tan felices sin tantos problemas.
Sin embargo la Gracia de Dos sigue actuando. Estoy convencido que ese hombre, del que nadie ha sido capaz de darme el nombre, ha mejorado mi parroquia y pedirá por nosotros desde el cielo. Muchas veces me da la sensación de que estoy tirando mi vida, muchas cosas de las que hago las interpretan, comentan y murmuran al revés, como si fuese una manifestación de Obispos en contra de la familia, pero entonces se afianza mi certeza de que somos “los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen” y aunque no se pasa nada bien, no se pierde la alegría.
Pienso en María al pie de la cruz, tal vez pensasen de ella que era de los pocos que no se habían enterado de lo que había pasado en Jerusalén aquellos días. Lo sabía bien, otros que decían que lo sabían no se habían enterado de nada. Ya actuará la gracia de Dios, mientras tanto que nos conceda la fidelidad y la alegría.