Comentario Pastoral
PERDONAR SIN LÍMITES

Al hermano se le debe corregir, pero «¿cuántas veces le tengo que perdonar?’. Pregunta importante, que siempre es actual por su difícil aplicación. Algunos textos bíblicos conceden el perdón hasta tres veces; el apóstol Pedro, a fuerza de magnánimo, se atreve a doblar la aplicación hasta siete veces; pero Jesús desconcierta con su respuesta exigiendo un perdón sin límites hasta «setema veces siete».

La parábola que se lee en el evangelio de la misa de este domingo es muy clara; está estructurada en tres escenas con dos protagonistas: rey y empleado; empleado y compañero; señor y siervo. Sobresalen los contrastes, la oposición de los comportamientos. Un gesto de buena voluntad alcanza el perdón inmediato de una gran deuda de quien posteriormente es incapaz e implacable para condonar el exiguo crédito de un compañero. Dios tiene infinita misericordia, mientras el hombre perdonado se muestra mezquino, tirano e intolerable para prolongar el perdón recibido.

El perdón siempre debe ser alegre, ilimitado, generoso. La parábola de referencia señala el paso de una concepción cuantitativa a una visión cualitativa del perdón. Perdonar es tener piedad y amor, superar las leyes de una justicia rígida o de un rigor inflexible. No existen límites ni casos cuando se juzga con amor.

Hoy somos invitados a romper la lógica de la venganza, la cadena del odio, la prisión del rencor y de la ira. Hoy se nos convoca al reencuentro del amor y de la magnanimidad. El corazón grande se manifiesta en el perdón, que es victoria sobre la venganza, propia de espíritus pequeños. El que perdona vence dos veces; por eso es laudable cantar la victoria del perdón sin límites frente a las derrotas de los que dicen que perdonan pero no olvidan. Quien no es capaz de perdonar totalmente a otros rompe el puente por donde puede venir el perdón que él necesita.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
«Dios no acepta el sacrificio de los que provocan la desunión, los despide del altar para que antes se reconcilien con sus hermanos: Dios quiere ser pacificado con oraciones de paz. La obligación más bella para Dios es nuestra paz, nuestra concordia, la unidad en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo con todo el pueblo fiel”.

San Cipriano


Palabra de Dios:

Eclesiástico 27, 33-28, 9

Sal 102, 1-2. 3-4. 9-10. 11-12

san Pablo a los Romanos 14, 7-9

san Mateo 18, 21-35

Comprender la Palabra

La Lectura del Evangelio de este Domingo es continuación de la del Domingo anterior, en la que el Evangelista enforma velada, nos describía el modo deproceder de la Iglesia en sus primeros tiempos, en el Sacramento de la Penitencia, según la institución del mismo Cristo.

La palabra “Penitencia» significa cambio de vida, conversión al camino de Dios y con lleva el perdón.

«¿Cuántas veces deberá perdonar (absolver) Pedro y como él, los Apóstoles y la Iglesia de todos los tiempos , hasta siete veces?» Y el Señor responderá: Hasta setenta veces siete», es decir, tantas cuantas veces el pecador esté sinceramente arrepentido.

Y a propósito del Perdón de Dios sitúa el Evangelista la Parábola, con la que concluye la Compilación de enseñanzas de Jesús sobre las relaciones fraternas en el seno de las comunidades cristianas.

En la Parábola todo es intencionadamente exagerado: la cantidad exorbitante, que debe el empleado; la exigua cantidad, que a éste le debe su compañero; la enormidad de la pena, que se le impone al empleado por mucho que debiera; la no menos grave pena, que se le impone al que debía tan poco. Con estas exageraciones se pone de relieve la generosidad, la misericordia infinita del «Amo», otorgando el perdón al empleado.

Concluye la Parábola con la seria advertencia: ‘Lo mismo hará mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano». El mejor comentario de estas palabras y de toda la Parábola lo tenemos en la enseñanza del Libro del Eclesiástico (1ªLectura); «No tiene compasión de su semejante ¿y pide perdón de sus pecados? «.

Pero es preciso advertir que, cuando nosotros perdonamos al hermano culpable, no le quitamos la culpa (como no se la quita el juez al reo, cuando le indulta o le amnistía); sólo el perdón, que Dios otorga, quita la culpa; nos quita nuestras culpas. Sin embargo, en nuestro perdón humano transparece el Perdón Divino, que Dios le ofrece elpecador, si se arrepiente.


Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas


Sin el cultivo de una «espiritualidad litúrgica” la práctica litúrgica fácilmente se reduce a «ritualismo» y vuelve vana la gracia que brota de la celebración.

Esto vale de modo especial para la Eucaristía: “La Iglesia vive de la Eucaristía». En verdad, la celebración eucarística está en función del vivir en Cristo, en la Iglesia, por la potencia del Espíritu Santo. Es necesario, por tanto, cuidar el movimiento que va de la Eucaristía celebrada a la Eucaristía vivida: del misterio creído a la vida renovada.

La Eucaristía es culmen etfons de la vida espiritual en cuanto tal, más allá de los variados caminos de la espiritualidad.


Sugerencias y propuestas, n. 4

al ritmo de la semana


La Exaltación de la Santa Cruz – 14 Septiembre

Nosotros hemos de gloriarnos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo: en él está nuestra salvación, vida y resurrección, él nos ha salvado y libertado» (antífona de entrada). La fiesta de la Exaltación de la santa Cruz va unida en su origen a la dedicación de las dos basílicas constantinianas; la del Gólgota y la de la Resurrección, el 13 de septiembre del año 335. Al día siguiente fue expuesta a la veneración de los fieles la reliquia de la cruz. Otro suceso posterior vino a influir en su celebración: la recuperación el año 630, bajo el emperador Heraclio, de las reliquias de la cruz que habían sido sustraídas por los persas.

El mismo título de la fiesta nos recuerda la profecía de Jesús: «Tiene que ser elevado el Hijo del hombre». Se compara su cruz con el palo sobre el que Moisés elevó la serpiente de bronce. «Se rebajó hasta someterse a la muerte, y una muerte de cruz». La cruz es el lugar privilegiado en que se manifiesta la gloria del Señor. El madero de la infamia se ha convertido, por la muerte de Cristo en él, en el signo de su amor redentor, y en la señal del cristiano…”…has puesto la salvación del género humano en el árbol de la Cruz, para que donde tuvo origen la muerte, de allí resurgiera la vida, y el que venció en un árbol, fuera en un árbol vencido..”(Prefacio)

Al día siguiente se celebra la memoria de la Virgen Dolorosa, «ocasión propicia para revivir el momento decisivo de la historia de la salvación y para venerar junto con el Hijo exaltado en la Cruz a la Madre que comparte su dolor» (Marialis Cultos, n. 7).



J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:
Santísimo Nombre de María

1 Timoteo 2,1 8. Que se hagan oraciones por to¬dos los hombres a Dios, que quiere que todos se salven.

Lucas 7, 1 10. Ni en Israel he encontrado tanta fe.


Martes 3:
San Juan Crisóstomo (349 407), obispo de Constantinopla, doctor, se esforzó por restaurar fielmente las costumbres del clero y del pueblo.

1 Timoteo 3,1 13. El obispo tiene que ser ineprochable; también los diáconos han de conservar la fe revelada con una conciencia limpia.

Lucas 7,11 17. ¡Muchacho, a ti te digo, levántate!


Miércoles 3:
La Exaltación de la Santa Cruz. La Cruz: de Jesucristo es el punto de referencia de nuestra fe y esperanza.

Números 21,4 9. Los mordidos quedaron sanos al mirarla.

Filipenses 2.6 11. Se despojó de su rango, por eso Dios lo levantó sobre todo.

Juan 3,13 17. Tiene que ser elevado el Hijo del Hombre.

Jueves 3:
: Nuestra Señora, la Virgen de los
Dolores. Maria ha seguido los pasos de su Hijo. Firme al pie de la cmz, es modelo de fidelidad para todos los creyentes.


Hebreos 5,7 9. Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna.

Juan 19,25 27. Triste contemplaba y dolorosa miroba al Hijo amado la pena.

Viernes 3:
Santos Cornelio, papa y Cipriano obispo, mártires en el destierro, el primero en el 253 y el otro en la persecución de Valeriano en el 258.

1 Timoteo 6,2c 12. Tú, en cambio, hombre de Dios, practica la justicia.

Lucas 8, 1 3, Algunas mujeres aconipañaban a Jesús y lo ayudaban con sus bienes.

Sábado 3:
San Roberto Belarmino (s. XVI), jesuita, obispo de Capua, cardenal, doctor, célebre por sus disputas en defensa de la fe católica

1 Timoteo 6,13 16. Guarda el mandamiento sin mancha hasta la manifestación del Sefion

Lucas 8,4 15. Los de la tierra buena son los que escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando.