Comentario Pastoral
CANTO DEL PASTOR BUENO

Durante el tiempo pascual se nos presenta a Cristo como buen pastor. La figura del pastor tiene relieve en las composiciones bucólicas y en la literatura política y religiosa.
En su sentido real pastor es quien guarda, guía y apacienta el ganado. Es persona que vive en contacto con la naturaleza, mirando mucho al cielo porque está más en la superficie de la tierra. Es el hombre bueno que sabe poco de querellas y rencillas, porque vive en soledad estimulante. El pastor tiene capacidad de contemplación y éxtasis, porque vibra con los amaneceres y ocasos del sol. Es el hombre fuerte que desafía los rigores del invierno, los calores del verano y el ataque de la fiera enemiga. Ya la vez es el hombre tierno que cuida, defiende y lleva con mimo sobre los hombros al cordero pequeño. Ante la mentalidad moderna, que en muchos casos es urbana y está marcada por la contestación, no es fácil presentar a Cristo como buen pastor. Hoy se grita por doquier que no hay que ser ovejas ni rebaño de ningún pastor, pues meterse en la masa es ser número yuxtapuesto fácilmente manipulable.
Cristo es un pastor único, que a la vez es cordero inmolado en el altar de la cruz. Es el pastor que entregó su vida por las ovejas, con pleno conocimiento del rebaño, sin abandonos ni huidas culpables. El gran reto del cristiano es aceptar el misterio de muerte y vida, pasar de la tiniebla a la luz, saber ser al tiempo cordero fácil y pastor comprometido.
La relación con los demás nos exige ser pastores buenos, que se destacan virtuosamente de las masas indiferenciadas de baja calidad humana. Al mismo tiempo el cristiano tiene que estar dispuesto a dar la vida por los demás como prueba definitiva de la fraternidad y del amor nuevo que nos ha infundido Cristo. En toda circunstancia debe escuchar la voz del Buen Pastor y en el redil de la Iglesia comer el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
«Mirad si sois en verdad sus ovejas, si le conocéis, si habéis alcanzado la luz de su verdad. Si le conocéis, digo, no sólo por la fe, sino también por el amor; no sólo por la credulidad, sino también por las obras. Porque el mismo Juan Evangelista, que nos dijo lo que acabamos de oír, añade también: «Quien dice: Yo le conozco, y no. guarda sus mandamientos, es un mentiroso».

San Gregario Magno, hom. 14,3


Palabra de Dios:

Hechos de los apóstoles 4, 8-12

Sal 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28-29

san Juan 3, 1-2

san Juan 10,11-18

Comprender la Palabra

En la Lectura del Evangelio del Domingo cuarto de Pascua se lee la 1ª Parte del Capitulo 10 según San Juan, en la que el Señor, en diálogo con los dirigentes religiosos de Israel, les explica su Misión Mesiánica bajo la Alegoría del Buen Pastor (Único, Ejemplar). Escuchamos la Alegoría, fragmentada entre los tres ciclos A, B Y C. Este año (ciclo B) escuchamos el fragmento principal.
En verdad ningún pastor se vería obligado a dar la vida por las ovejas, a no ser que se trate, claro está, de personas.
Escuchamos esta Alegoría en Tiempo Pascual. Sólo desde la perspectiva de la Pascua del Señor Jesús Resucitado tienen sus palabras plenitud de sentido. Sólo así entendemos que «El da la vida por -en provecho, en beneficio de- las ovejas «; su Vida, su Biografía, vivida en obediencia al Padre, entregándola por amor, hasta la muerte de cruz, para recuperarla (Resurrección); es por tanto su Vida Gloriosa, infinitamente fecunda, salvífica .
Y sólo también desde la perspectiva de la Pascua entendemos la pretensión del Redil Universal: «Habrá un solo Rebaño, un solo Pastor»
En El, en el Señor Jesús Resucitado, Glorificado, transparece su Divinidad: YO SOY el Buen Pastor, Dios-Pastor.
En la lª Lectura escuchamos la respuesta de Pedro a la interpelación del Sanedrín, que le juzga por haber curado milagrosamente al tullido, El Domingo pasado escuchábamos las palabras, que dirigía a la concurrencia. 1nsiste el Apóstol en lo fundamental del Mensaje cristiano: el Acontecimiento de la Pascua de Cristo. Y concluye con estas palabras: «Ningún Otro puede salvar; no se nos ha dado otro nombre (sino el de Jesucristo) que pueda salvarnos «.
Y el Apóstol San Juan (2ª Lectura) nos declara en que consiste la salvación: «Cuando El -Jesucristo- se manifieste, seremos semejantes a El, porque le veremos tal cual es».

Avelino Cayón


el Sínodo Diocesano

Cuidar la celebración de los sacramentos (III)


26. Cuidar los signos externos en las celebraciones de la Iglesia, ornamentación de los templos y objetos litúrgicos, de forma que se viva la dignidad del culto en la sencillez.
27. Procurar que nuestras celebraciones, especialmente aquellas a las que más tintes de acto social se han adherido (confirmaciones, primeras comuniones, bodas), las vivamos de tal modo que los más humildes y senci1los puedan participar en ellas sin sentirse discriminados.
28. Promover la formación y la espiritualidad litúrgicas de los sacerdotes, de los equipos litúrgicos y de todos los fieles.
29. Fomentar los diferentes servicios litúrgicos propios de la celebración: lectores, salmistas, etc., y preparar cuidadosamente las celebraciones sacramentales con todos los elementos que las integran.


Constituciones

celebrar mejor


Pastoral Vocacional

Hay que tener en cuenta que la calidad cristiana de la comunidad y su fuerza de atracción, tienen un peso decisivo a la hora de ofrecer el don eucarístico a todos los fieles. Se trata en concreto de:
– urgir a los pastores a promover las vocaciones sacerdotales; a descubrirlas y a convertirse en sus «heraldos», empezando por los adolescentes y prestando atención a los acólitos;
– no tener miedo de proponer a los jóvenes la radicalidad del seguimiento de Cristo;
– sensibilizar a las familias, que en algunos casos son indiferentes o incluso contrarias;
– cultivar la oración por las vocaciones en todas las comunidades y en todos los ámbitos eclesiales;
– que los obispos procuren, implicando también a las familias religiosas, respetando el carisma que les es propio, una distribución más equitativa del clero y que urjan al mismo clero a una gran disponibilidad para servir a la Iglesia donde hay necesidad, incluso a costa de sacrificio.
Como respuesta al deber urgente de la Iglesia de ofrecer el don de la Eucaristía de manera habitual a todos los fieles, y dada la escasez de sacerdotes en diversos lugares, dirigimos la mirada al Señor y le pedimos insistentemente que envíe obreros a su mies.
Por nuestra parte, proponemos reforzar la pastoral vocacional y la dimensión vocacional de toda la pastoral, especialmente la juvenil y familiar. Pedimos por ello:
– constituir grupos de monaguillos y procurarles el acompañamiento espiritual; – difundir la adoración eucarística por las vocaciones, en las parroquias, en los colegios y en los movimientos eclesiales;
– estimular a los párrocos y a todos los sacerdotes para que acompañen espiritualmente y formen a los jóvenes, invitándolos a seguir a Cristo en el sacerdocio con su testimonio;
– organizar, según las posibilidades, un centro vocacional o un seminario menor en las Iglesias particulares.
Obispos y sacerdotes queremos empeñamos en primera persona en este género de pastoral, dando ejemplo de entusiasmo y de piedad.


Proposiciones del Sínodo de los obispos sobre la Eucaristía

Para la Semana

Lunes 3:

Hechos 11,1-18. También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.

Juan 10,1-10. Yo soy la puerta de las ovejas.

Martes 3:

Hechos 11,19.26. Se pusieron a hab1ar también a los griegos, anunciándoles al Señor Jesús.
Juan 10,22-30. Yo y el Padre somos uno.

Miércoles 3:
San Juan de Ávila (1499-1569), apóstol de Andalucía, patrono del clero español.

Hechos 12,24-13,5. Apartadme a Bernabé y a Saulo.

Juan 12,44-50. Yo he venido al mundo como luz.

Jueves 3:
Palabras de despedida de Jesús a sus discípulos en la última cena: el mandamiento del . amor, la promesa del Espíritu, la plegaria de la Iglesia, el camino de unas nuevas relaciones con el Padre.

Hechos 13,13-25. Dios sacó de la descendencia de David un sa1vador: Jesús.

Juan 13,16-20. El que recibe a mi enviado me recibe a mí.

Viernes 3:

Hechos 13,26-33. Dios ha cumplido la promesa resucitando a Jesús.

Juan 14,1-6. Yo soy el camino, y la verdad y la vida.

Sábado 3:
Nuestra Señora de Fátima.

Hechos 13,44-52. Nos dedicamos a los gentiles.

Juan 14,7-14. Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre