Comentario Pastoral
ACOGER A LOS NIÑOS

El Evangelio de este domingo vigésimoquinto ordinario pone de relieve la figura del niño. Jesús, colocándolo en medio de los apóstoles, les hace y nos hace una fuerte interpelación, sin grandes discursos, quizás porque el niño es la palabra más concreta y más contestataria en la vida de los mayores. Cualquier niño es un mensaje precioso, porque representa la disponibilidad, el abandono sin cálculos, la entrega sin intereses, y es signo del antiorgullo.
Los discípulos de Jesús discutían sobre la jerarquía entre ellos, sobre sus valores y méritos. Todos se sentían importantes para ascender en el escalafón y llegar a ser el primero. y de repente conocen su verdadera dimensión y nivel. ¿Quién es el más grande a los ojos de Cristo? Es precisamente el último, el más pequeño, el más humilde. ¿Quién es el primero? El servidor de todos. Todo el discurso de Jesús choca contra los criterios competitivos de la sociedad actual, pues el triunfador no es el más agresivo y autoritario, sino el más débil y sincero. El contrapunto a las grandes personas orgullosas son los débiles de este mundo, que aparentemente no tienen cosas que ofrecer, pero que son capaces de darse totalmente a sí mismos. Los auténticamente humildes, que son conscientes de sus límites y pobreza, son los que verdaderamente saben situarse en su puesto con capacidad de acogida, fruto de un corazón misericordioso. La gran riqueza de la Iglesia son multitud de personas sencillas, profundamente buenas, nada importantes, para los políticos, sociólogos y banqueros: mujeres que rezan el rosario, hombres que creen profundamente, jóvenes que tienen el coraje de manifestarse creyentes, religiosas que trabajan sin horario, enfermos que nunca desesperan y sonríen, etc. Todo ellos están a la sombra de la luz del mundo pero tienen un verdadero sol en su corazón.
Acoger a un niño es acoger a Cristo y al Padre que lo ha enviado. El reto que podemos olvidar fácilmente los creyentes es la conversión a los últimos puestos, en donde está la verdadera grandeza. Seguir a Cristo es transformar, como él, el mundo no desde los puestos de mando, sino desde abajo.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
«Y, siendo que (san Pablo) podía recordar muchos aspectos grandiosos y divinos de Cristo, no dijo que se gloriaba de estas maravillas -que hubiese creado el mundo, creando, como Dios que era, se hallaba junto al Padre, y que hubiese imperado sobre el mundo, cuando era hombre como nosotros-, sino que dijo: «Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo».

San Agustín, Serm. Güelferb. 3


Palabra de Dios:

Sabiduría 2, 12. 17-20

Sal 53, 3-4. 5. 6 y 8

Santiago 3, 16-4, 3

san Marcos 9, 30-37

Comprender la Palabra

Escuchamos este Domingo, en la Lectura del Evangelio, el Segundo de los tres Anuncios de la Pasión-Resurrección, que estructuran la 1″ Sección de la 2a Parte del Evangelio según San Marcos.
Cuando Jesús hizo la 1″ Predicción (el Domingo pasado), recordemos que Jesús reprochó a Pedro, diciéndole: «Quítate de mi vista, Satanás «, porque Pedro intentaba disuadir a Jesús, de modo que no le pasara lo que anunciaba. Se produjo evidentemente una tensión entre Jesús y los discípulos.
Por tanto, en este Segundo Anuncio de la Pasión-Resurrección, el Evangelista observa que «no entendieron aquello que les decía y les daba miedo preguntarle».
Como fondo del Anuncio de la Pasión escuchamos el Poema esclarecedor del Libro de la Sabiduría sobre el trágico destino de todo hombre «justo»; cuánto más de «el Justo» por antonomasia: el Mesías, Cristo. A El se refiere el Poema en una obligada relectura cristiana. Al escuchar/o, no podemos menos que recordar el acoso incesante, que Cristo tuvo que soportar en su Misión Mesiánica hasta la Muerte de Cruz. Concluye el Poema: «Lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de El… «. Recordemos las burlas de los que pasaban ante el Crucificado.
Los discípulos “no entendían» lo que Jesús les anunciaba: No sólo la Pasión; menos aún lo de “resucitar al tercer día». Lo grave es que no intentaban entender, hasta el extremo de “discutir por el camino quién era el más importante».
En su paciente pedagogía el Señor les hará ver cuál es la razón profunda de lo que les anunciaba: su Muerte y Resurrección: «El que quiera ser primero -el más importante- sea el último de todos, el servidor de todos» y les pone en medio a un niño, símbolo de lo que significa ser último y servidor de todos. Pero ser el último, el servidor de todos, es precisamente «el Justo»; precisamente lo abominable a los ojos de este mundo.

Avelino Cayón


el Sínodo Diocesano

La Eucaristía y el domingo


En orden a la aplicación de la Const. 32 se decreta:
Art. 15

Para una mejor acogida de la Palabra proclamada en la liturgia y de los misterios que se celebran, es importante que en el lugar sagrado haya siempre un ambiente de oración y de silencio. Por tanto, habrá que favorecer especialmente que antes y después de las celebraciones no se interrumpa el silencio orante en el templo, que ayuda a los fieles a tomar conciencia de que se encuentran en un lugar sagrado y a prepararse para la celebración. y facilita la acción de gracias al final de la misma.


Decreto

al ritmo de la semana


Santos Ángeles Miguel, Gabriel y Rafael – 29 Septiembre

El nuevo calendario litúrgico une en una sola celebración la memoria de los tres arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael. El culto de San Miguel se remonta al siglo Y, con motivo de la dedicación de una basílica en su honor, en la Y la Salaria, al Noroeste de Roma. «El honor que les tributamos manifiesta la gloria del Señor, y la veneración que merecen es signo de su inmensidad y excelencia sobre todas las criaturas» (Prefacio). En el libro del Apocalipsis Miguel aparece como el caudillo de los ejércitos del cielo, vencedor de Satanás en el gran combate del fin de los tiempos. Rafael es el mensajero de Dios anunciador del nacimiento de Jesús a María. Y Rafael aparece en el libro de Tablas. Los ángeles llenan con su invisible presencia el desarrollo de la historia de la salvación. Son los 1tpoderosos ejecutores de. las órdenes del Señor, prontos a la voz de su palabra» (antífona de entrada), «servidores que cumplen sus deseos» (aleluya). Cantan su gloria en una ingente muchedumbre que Daniel Se figuraba rodeando el trono del Dios vivo: «Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes». Le pedimos a Dios que nuestra vida esté siempre protegida en la tierra por aque1los que le asisten continuamente en el cielo» (Colecta), que «la ofrenda sea llevada a su presencia, hasta el altar del cielo, por manos de su ángel» (Plegaria Eucarística 1), que caminemos seguros por la senda de la salvación bajo la fiel custodia de sus ángeles» (después de la Comunión).


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:

Proverbios 3,27-34. El Señor aborrece al perverso.

Lucas 6,16-18. El candil se pone en el candelero para que los que entran tengan luz.

Martes 3:
San Cosme » San Damián, mártires. Pronto se extendió su culto y patrocinio contra las enfermedades.

Proverbios 21,1 -6.1 0-13. Diversas sentencias.

Lucas 8,19-21. Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.

Miércoles 3:
San Vicente de Paúl (1581-1660), párroco en París, fundador de la Congregación de la Misión para formar santamente al clero, y las Hijas de la Caridad para el alivio de los pobres.

Proverbios 30,5-9. No me des riqueza ni pobreza, concédeme mi ración de pan.

Lucas 9,1-6. Los envío a proclamar el reino de Dios v a curar a los enfermos.

Jueves 3:
En Madrid.- San Simón de Rojas (1552-1624), trinitaria, promotor de las obras de misericordia, fundador en Madrid de la Congregación del Ave María.

Eclesiástes 1,2-11. Nada hay nuevo bajo el sol.

Lucas 9,7-9. A Juan le mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?

Viernes 3:
Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, Ángeles del Señor, bendecid al Señor eternamente.

Daniel 7,9-10.13-14. Miles y miles le servían.

Juan 1,47-51. Veréis a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

Sábado 3:
San Jerónimo (340-420), presbítero, doctor, dejó muchos comentarios sobre la Sagrada Escritura.

Eclesiastés 11,9-12,8. Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud, antes de que el polvo vuelva a la tierra y el espíritu vuelva a Dios.

Lucas 9,43-45. Al Hijo del hombre lo van a entregar. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto.