Comentario Pastoral
EL DESIERTO DEL ADVIENTO

El desierto es un lugar que hace cambiar en lo físico y en lo espiritual. Tras una experiencia de desierto muchos se han sentido trastocados. Juan Bautista vivió en el desierto, forjó y templó su espíritu en el desierto. Juan Bautista cambió en lo físico y en lo espiritual. Seguro que su figura sería de ceño duro, de piel curtida, de cabellos enredados por el viento del desierto; su figura sería terriblemente amenazante. Y es que Juan Bautista es profeta por la palabra recibida en el desierto, lugar de escucha. Sobre él vino la Palabra de Dios. Nos lo ha situado el Evangelio dentro de un marco histórico.
Juan Bautista nos habla de Adviento: «enderezad lo torcido, allanad lo escabroso»; este gran mensaje del adviento primero y de nuestro adviento de hoy, tiene un sentido actual, vivo, palpitante en nosotros.
Evidentemente Dios no viene a nosotros por lo fácil, sino por lo difícil; y nosotros los cristianos debemos hacer fácil lo difícil; y porque resuena en nosotros la palabra incesante de Dios, tenemos que lanzamos y comprometemos; tenemos que asimilar todo lo que es trascendente, que no es fruto de ilusiones o filosofías humanas, sino del fiamos de Dios.
Si escuchamos la Palabra de Dios sentados, en actitud de acogida, es para ponemos en pie. Nos lo ha dicho el profeta Baruc: «Ponte en pie, Jerusalén». «Ponéos en pie, cristianos: Basta ya de sentadas. Basta ya de pasividades, de pacifismos cómodos, estemos en pie. Seamos signos, en nuestra nación, en todo el mundo, en nuestra ciudad, de testimonio fiel y justo de una verdad, de una esperanza. Ser cristiano es recibir la Palabra y transmitir la Palabra. No es silencio, no es callar, no es conformamos con todo.
Hubo un mensaje en el desierto de Juan el Bautista. Hay un mensaje, hoy, para nuestro mundo, para los que esperan y para los que aún no han abierto su corazón a la esperanza: «Dios viene. Dios nos salva. Dios está presente en nuestra historia». Sepamos salir de bloqueos, de cerrazones, de fracasos, de pesimismos, de tinieblas. Comprometámonos a ser signos de la verdad de Dios, de la justicia de un nuevo nacimiento, un nuevo mundo, una nueva sociedad; sólo así haremos posible la salvación de Dios.


Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
Cada uno de nosotros estaba torcido. Por la venida de Cristo, ya realizada, lo que estaba torcido en nuestra alma se ha enderezado. ¿De qué te sirve a tí que Cristo haya venido históricamente en la humanidad si no ha venido también a tu alma? Roguemos, pues, para que cada día se realice en nosotros su venida de manera que podamos decir: Vivo, pero no yo; es Cristo quien vive en mí.

Orígenes, In. Lc 22,1-5


Palabra de Dios:

Baruc 5, 1-9

Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6

Filipenses 1, 4-6. 8-11

Lucas 3, 1-6

Comprender la Palabra

Llama la atención el enmarque histórico, con que San Lucas da comienzo al Capítulo Tercero de su Relato Evangélico y que hoy escuchamos. Pero, fijémonos, el centro de atención no es la figura de Juan Bautista, cuya misión, tarea, se nos presenta, sino algo trascendente, que acontece: «VINO LA PALABRA DE DIOS sobre Juan «. Implícitamente se nos dice que la Palabra de Dios, que irrumpe en nuestro mundo, no es algo, sino Alguien. Viene el que es la Palabra de Dios: la Palabra de Dios hecha «carne», hecho Hombre, para que «toda carne», «todos, puedan ver la salvación de Dios». La función de Juan Bautista será, no tanto anunciar al futuro inminente Mesías, como hacen los profetas del Antiguo Testamento, sino señalarle con el dedo, presentárnoslo, «Este es». Esta será también la función de la Iglesia en el decurso de los tiempos.
Consecuentemente la función de Juan Bautista (y de la Iglesia en medio de este mundo) será la definida en el Oráculo de lsaías, que nos cita el Evangelista: «Una Voz grita en el desierto: Preparad el camino al Señor… «.
El Profeta Baruch, que vivió la amarga experiencia de la Deportación de los Judíos a Babilonia (unos 500 años antes de Cristo), comenta las palabras de lsaías, dirigiéndolas’ a la Ciudad de Jerusalén, asolada por las tropas de Nabucodonosor. al describir la Visión, que él tuvo de la futura liberación.
Pero las palabras del Profeta Baruch, como las del Profeta lsaías, citadas en el Evangelio, tienen largo alcance. Se refieren a la futura Venida del Mesías, Cristo; se refieren a su 2ª Venida Gloriosa: «Para que Israel -el Nuevo lsrael- camine con seguridad, guiado por la Gloria de Dios», por quien es la Gloria de Dios, a la patria definitiva. Se anuncia una Liberación y una Reunión (salvación en clave de reunión) transcendentes, más allá de la Historia, que tiene su comienzo, su punto de partida, en la 1ª Venida del Señor.
A la Venida Gloriosa del Señor al final de este mundo se refiere también el Apóstol al recordarnos «el Día de Cristo Jesús» en su deseo y en su plegaria por nosotros.


Avelino Cayón


el Sínodo Diocesano

Fomentar la oración


En orden a la aplicación de la Const. 43 se decreta:

Art.27
En todo programa de acción pastoral, a todos los niveles. diocesano, parroquial y arciprestal, inclúyase la educación en la oración.

Art.28
l. Foméntese la participación en los ejercicios espirituales, sobre todo en Cuaresma y en Pascua.
2. Con ocasión de la Cuaresma, se debe potenciar la organización de conferencias cuaresma les. orientadas a la conversión.


Decreto

al ritmo de la semana


San Juan de la Cruz – 14 diciembre

San Juan de la Cruz, en el mundo Juan de Yepes, muerto en 1591, a los 49 años de edad, canonizado en 1726 y proclamado doctor de la Iglesia en 1926, es el doctor clásico de la teología mística. Pequeño de estatura, es un gigante como poeta y como místico. Combina la sensibilidad poética con el rigor de la filosofía y teología. Insiste en el seguimiento de Cristo por el total desasimiento de sí mismo. Las palabras «nada» y «todo» resumen su doctrina espiritual: «Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada..,», Atraído irresistiblemente hacia la vida religiosa, ingresó en la Orden del Carmelo en 1563. El encuentro con Santa Teresa de Jesús en 1568 le comprometerá en la obra reformadora del Carmelo. La Orden de los Carmelitas emprendió una lucha sin piedad contra los «primitivos» o reformadores. Por ello en la noche del 2 de diciembre de 1577 fue apresado y llevado al convento carmelita de los descalzos de Toledo. Allí secuestrado en una celda padeció nueve meses de durísima prisión, llena de penas físicas y morales hasta la angustia mística del Getsemaní, describiendo sus experiencias en las estrofas del Cántico espiritual. Por intervención de la Virgen pudo huir milagrosamente, sirviéndose de las sábanas como de sogas para deslizarse por la ventana de su celda y refugiarse entre las carmelitas de la ciudad. Sus últimos años fueron los más fecundos. En éstos escribió la Subida del Monte Carmelo, la Noche Oscura del alma, el Cántico espiritual y Llama de amor viva. El final de su vida está marcado por el «tormento y el éxtasis». Tres años de paz viviendo la «nada» y la unión con el «todo». «¿Qué quieres en recompensa de tu amor puro y exclusivo?», le pregunta un día Jesús. «Padecer, Señor, y ser menospreciado por Vos», le contesta.


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:
San Dámaso (350-384), papa, de origen español, en tiempos calamitosos, reunió frecuentes sínodo s contra herejes y cismáticos.

Isaías 35,1-10. Dios viene en persona y os salvará.

Lucas 5,17-26. Hoy hemos visto cosas admirables.

Martes 3:
Nuestra Señora de Guadalupe.

Isaías 40,1-11. Dios consuela a su pueblo.

Mateo 18.12-14. Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.

Miércoles 3:
Santa Lucía. virgen y mártir en la persecución de Dioc1eciano.

Isaías 40,25-31. El Señor da fuerza al cansado, acrecienta el vigor del inválido. Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas.

Mateo 11,28~30. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados. y yo os aliviaré.

Jueves 3:
San Juan de la Cruz (1542-1591), carmelita santo y sabio, escritor místico y poeta, ayudó a Santa Teresa en la reforma.



Isaías 41,13-20. Yo soy tu redentor, el santo de Israel.

Mateo 11,11-15. No ha nacido uno más grande que Juan, el Bautista.

Viernes 3:

lsaías 48,17-19. El Señor te enseña para tu bien, te guía por el camino.

Mateo 11,16-19. Esta generación ni escuchó a Juan ni al Hijo del hombre.

Sábado 3:

Eclesiástico 48,1-4.9-11. Elías volverá para reconciliar y restablecer las tribus de Israel.

Mateo 17,10-13. Elías vendrá y lo renovará todo. Ha venido y no lo reconocieron.