Comentario Pastoral
LA MAÑANA DE PASCUA

El alba radiante del domingo de Pascua es la imagen de Cristo Triunfante, que al salir del sepulcro ilumina una creación nueva y eterna. Es el anuncio de la última mañana, del gran día del Señor, la Parusía, el día que no tendrá ocaso. En la liturgia de Pascua la Iglesia no se cansa de festejar este día contemplando amorosamente, con emocionada gratitud, las maravillas que hizo el Señor. Todos los días son de Dios. Pero este domingo, es obra particular de Cristo Jesús, que en él hizo resplandecer su gloria convirtiéndole en el día de la vida triunfante. Después de las penitencias de la Cuaresma y los sufrimientos de la Semana Santa la Iglesia descansa en el gozo de su Señor, que ya no morirá más.
En la mañana de Pascua tuvo lugar la primera aparición de Jesús a María Magdalena. Ella estaba llorando, sola, junto al sepulcro. Creía que lo había perdido todo. «Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas» Ella, tomándolo por el hortelano le contesta: Señor, si tú te lo has llevado, di me dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Ve a Jesús y no le reconoce; las lágrimas le impiden ver que tiene ante sí al mismo a quien buscaba, al llorar no reconoce a quien lloraba. La vista, los sentidos no sirven ya para reconocer a Jesús en su nuevo estado de cuerpo resucitado. «Entonces Jesús le dijo: María». Hasta este momento no había reconocido ni el rostro ni el aspecto ni la voz de Jesús. Pero al oír pronunciar su nombre es liberada de su desconfianza y enviada a anunciar el gozo de la resurrección.

Hoy todos somos enviados a los hermanos para encontrar y ver en la fe a Cristo resucitado. ¡El está en los demás! Lo encontraremos en donde haya dos o más reunidos en su nombre. En la asamblea litúrgica de este domingo de Pascua podremos vivir la alegría en la certeza final y el gozo de ver al Señor presente en el sacramento de la Eucaristía. Ser cristiano es creer en la resurrección de Cristo, es creer que la muerte se torna en vida, la tristeza en gozo, la prueba en gracia. El cristianismo es luz y alegría.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida
por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte,
concédenos a los que celebramos la solemnidad
de la resurrección de Jesucristo,
ser renovados por tu Espíritu
para resucitar en el reino de la luz y de la paz.


Oración colecta


Palabra de Dios:

Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43

Sal 117, 1-2. l6ab-17. 22-23

Colosenses 3, 1-4

San Juan 20, 1-9

Comprender la Palabra

VIGILIA PASCUAL

En la Solemne Vigilia Pascual -la principal celebración del Domingo de Pascua en la Resurrección del Señor- culmina el Triduo Pascual; culmina la Semana Santa; más aún, toda la Cuaresma, cuya finalidad no es otra sino prepararnos para la gran Celebración del Año Cristiano. La Cuaresma no tendría sentido sin la Vigilia Pascual.

La Solemne Celebración de la Noche de la Pascua tiene su extensión en las Misas del Día de Pascua: más aún, se prolonga durante la Octava: los ocho Dios tienen la máxima categoría de Solemnidad; y no concluye con la Octava, se extenderá durante los Cincuenta Dios del Tiempo Pascual, que culmina con la gran Celebración de Pentecostés, que significa Cincuenta.

La Lectura del Evangelio de la Solemne Vigilia Pascual, continuación de la del Relato de la Pasión del Señor, que escuchábamos el Domingo de Ramos, contiene la Noticia _ Buena Noticia- de la Resurrección del Señor. La exclamación «HA RESUCITADO» resuena desde todas las comunidades cristianas en todo el orbe.
Las otras Lecturas Bíblicas -selección de la Ley y los Profetas-, representativas del Antiguo Testamento, así como la del Nuevo Testamento, que precede a la Lectura del Evangelio, tienen plenitud de sentido a la luz de la Noticia de la Resurrección del Señor.

«Toda la Escritura -nos dice el Señor- habla de Mi»; es decir se refiere explícita o implicitamente al Misterio Pascual de Cristo.

MISA DEL DÍA

Las Lecturas Bíblicas de las Misas del Día del Domingo de Pascua en la Resurrección del Señor son las mismas en los tres ciclos A,B,C. Es este Domingo el Primero de todos los domingos del Año Cristiano; es el Domingo aniversario del Acontecimiento de la Pascua.

La Lectura del Evangelio es continuación del Relato de la Pasión del Señor que escuchábamos en la Celebración del Viernes Santo, en Conmemoración de la muerte del Señor. En ella escuchamos, al final de la misma, la-Buena Noticia del Acontecimiento, que hoy celebramos: «Hasta entonces -concluye el Evangelista- no habían entendido que El había de resucitar de entre los muertos».

El centro de interés del Relato está en los dos verbos: «Vio y creyó». Vieron -las vendas y el sudario…enrollado en un sitio aparte- y creyeron. La Resurrección de Jesucristo no la conocemos por mera deducción de lo que vemos, sino por revelación de Dios: de Dios en Cristo, y requiere de nosotros la fe.

Ni siquiera las Apariciones del Señor (que escucharemos en Domingos sucesivos) dispensaron de creer a los Apóstoles. Ellos serán videntes-creyentes-testigos del Señor Resucitado, en cuyo testimonio se funda la fe de la Iglesia de todo los tiempos.

Las otras dos Lecturas recogen el Testamento Solemne de los dos grandes Apóstoles, Columnas de la Iglesia: Pedro ( 1ª Lectura) y Pablo (2ª Lectura).

Avelino Cayón


celebrar mejor


La Octava de Pascua

«Los ocho primeros días del tiempo Pascual constituyen la octava de Pascua y se celebran como solemnidades del Señor». Son una evocación continuada e intensa de la Resurrección del Señor, a través de la lectura de las apariciones, narradas por los cuatro evangelistas. Se descubre en ellas una intención ordenada y sucesiva de los hechos: la aparición de Jesús resucitado a las mujeres (Mt 28,8-15), a María Magdalena (Jn 20,11-18) -¿son dos o se trata de la misma aparición en la mañana misma de la resurrección?-, a los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35), a los apóstoles reunidos en el cenáculo (Lc 24.35-48) -ambas en la tarde de aquel día-, a los discípulos junto al lago de Tiberíades (Jn 21,1-14) -la tercera aparición estando los discípulos reunidos-, y la síntesis de todas las apariciones: a María Magdalena, a los dos de Emaús y a los Once reunidos (Me 16, 9-15). «Oh Dios, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección del Señor; concédenos a través de la celebración de estas fiestas, llegar un día a la alegría eterna», La primera lectura está tomada de los Hechos de los Apóstoles: la experiencia de los discípulos que «comieron y bebieron con el Resucitado», que «eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones” y «todos pensaban y sentían lo mismo» y reunida en oración con María esperaban la manifestación del Espíritu, es el modelo de los cristianos de todos los tiempos.

Originariamente la octava de pascua fue concebida como una octava de Bautismo, para asegurar a los neófitos una catequesis postbautismal y orar por los nuevos miembros de la Iglesia. Este aspecto aparece destacado en las antífonas y en las oraciones de la Misa. !!Les dio a beber agua de prudencia; apoyados en ella no vacilarán, los ensalzará para siempre. Aleluya». “Señor, Dios, que por medio del bautismo haces crecer en tu Iglesia, dándole siempre nuevos hijos, concede a cuantos han renacido en la fuente bautismal vivir siempre con la fe que profesaron». «Oh Dios, que has reunido pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma caridad en su vida». «Oh Dios, que con la abundancia de tu gracia no cesas de aumentar el número de tus hijos, mira con amor a los que has elegido como miembros de tu Iglesia, para que, quienes han renacido por el bautismo, obtengan también la resurrección gloriosa».


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:

Hechos 2,14.22-23. Dios resucitó a este Jesús y todos nosotros somos testigos.

Mateo 28,8-15.ld a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me verán.

Martes 3:

Hechos 2,36-41. Convertíos v bautizaos todos en nombre de Jesucristo.

Juan 20.11.18. He visto al Señor y ha dicho esto.

Miércoles 3:

Hechos 3,1-10. Te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar.

Lucas 24,13.38. Reconocieron a Jesús al partir el pan.

Jueves 3:

Hechos3, 11-26. Matasteis al autor de la vida; pero Dios le resucitó de entre los muertos.

Lucas 24,35-48. Estaba escrito: El Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día.

Viernes 3:

Hechos 4,1-12. Ningún otro puede salvar.

Juan 21,1-14. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y 10 mismo el pescado.


Sábado 3:

Hechos 4, 13-21. No podemos menos de contar lo que hemos visto y oído.

Marcos 16,9-15. Id al mundo entero y predicad el Evangelio.