Comentario Pastoral
CORPUS CHRISTI

Cada día, de Oriente a Occidente, desde donde sale el sol hasta el ocaso, la Iglesia celebra el banquete sacrificiaJ del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, cuya institución conmemoramos en la tarde del Jueves Santo. Todos los días son por lo tanto celebración del «Corpus». Sin embargo, concluidas las fiestas pascuales, somos invitados nuevamente a una celebración solemne y particular de este Santísimo Sacramento, que sintetiza la vida toda del Señor y nos comunica los frutos de ]a redención.
El misterio de la Eucaristía tiene muchas evocaciones: es memorial de la pasión, es banquete de unidad, es anticipo de la vida divina que compartiremos con Cristo en el cielo. Por eso es necesario no quedarse en la periferia del misterio, sino descubrir una vez más lo que creemos y celebramos: el Cuerpo que se entrega, la Sangre que se derrama. La entrega es esencia profunda y última del Corpus, que debemos renovar constantemente. El cristiano debe ser pan que se multiplica, pan que se hace accesible a cualquier fortuna, pan de vida, pan de unión, pan que sacia el hambre. A ejemplo de Cristo que ha derramado su sangre, el cristiano debe convertirse también en vino bueno, de la mejor cosecha, que va pasando de mano en mano y de copa en copa, para que todos beban salvación y no muerte.
Hay dos clases de procesiones. Una muy sencilla, pero difícil, la que día a día y momento a momento, al salir de la Eucaristía, debemos mostrar la verdad de fe y las exigencias de amor de lo que hemos recibido y hemos comulgado. y está la procesión solemne, grandiosa, emotiva y testimonial del Corpus. Con temblor interior y emoción profunda llevamos la Eucaristía como síntesis total de la vida de Cristo, y de su salvación universal, y a la vez como testimonio de la verdad y del amor que creemos e intentamos llevar a la práctica.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
Fue en la última -ágape fraterno-, tras comer la Pascua según mandamiento, con sus propias manos repartió su cuerpo, lo entregó a los Doce para su alimento. La Palabra es carne y hace carne y cuerpo con palabra suya lo que fue pan nuestro. Hace sangre el vino, y aunque no entendemos basta fe, si existe corazón sincero. Adorad postrados este Sacramento. Cesa el viejo sitio; se establece el nuevo. Dudan los sentidos y el entendimiento: que la fe lo supla con asentimiento.

Fragmento del ‘Pangue Lingua»


Palabra de Dios:

Génesis 14, 18-20

Sal 109, 1. 2. 3. 4

San Pablo a los Corintios 11, 23-26

San Lucas 9, 11b-17

Comprender la Palabra

La Solemnidad del Corpus Christi, que desde sus orígenes en la Edad Media venía celebrándose el Jueves Siguiente al Domingo de la Santísima Trinidad, ha pasado al Domingo.

Las Lecturas Bíblicas, seleccionadas para los tres ciclos A, B Y C, nos ofrecen anuncios proféticos y declaraciones importantes de la Sagrada Escritura sobre el Misterio Eucarístico.

En la 2ª Lectura, este año (ciclo C), escuchamos el Relato, quizá el más antiguo del Nuevo Testamento, sobre la Institución de la Eucaristía. Otros Relatos son los de Marcos, Mateo y Lucas. También Juan recoge en el Capitulo VI de su Evangelio, en forma velada, las palabras de la Consagración sobre el pan.

Cada uno de los Relatos tiene sus peculiares diferencias. El Relato según San Pablo repite la Monición del Señor: «Haced esto -la Eucaristía- en memorial de Mí». Es decir: Lo que veníais haciendo, la Cena Pascual judaico, si bien reducida a los dos ingredientes básicos del Banquete ritual: el pan y el vino, en MEMORIAL del Éxodo (salida) a Pascua (Paso) de Egipto a la Tierra Prometida…a partir de ahora HACEDLO EN MEMORIAL DE MI, de mi Persona, del Acontecimiento de mi Vida, toda ella salvifica, que culmina en mi Éxodo (Salida) o Pascua (Paso) de este mundo al Padre por la Resurrección de la muerte. Esto es lo que el Apóstol quiere darnos a entender, cuando dice: «Cuantas veces comáis de este Pan y bebáis de esta copa, proclamáis -MEMORIAL- la Muerte del Señor hasta que El vuelva. El Memorial no es mera recordación mental, sino actualización, con palabras y gestos, del Acontecimiento de Jesucristo en el aquí y el ahora de la Celebración.

En la Lectura del Evangelio escuchamos el Relato de la Multiplicación de panes y peces, que apunta e! Banquete celeste, en el que «seremos saciados” plenamente; Banquete celeste, que se nos anticipa en el Banquete festivo de la Eucaristía. El vino da a la Eucaristía su carácter festivo.

La figura de Melquisedec (1ª Lectura), ofreciendo pan y vino, evoca la figura del futuro Mesias, Cristo, en la Cena de la institución de la Eucaristía, tomando en sus manos el pan y la copa.


Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

Pan


La Iglesia, siguiendo el ejemplo de Cristo, ha usado siempre, para celebrar el banquete del Señor, el pan y el vino mezclado con agua.

El pan es el alimento básico de la humanidad. Satisface el hambre, da fortaleza. «Es fruto de la tierra y del trabajo del hombre». «Tener pan para la familia», o «ganar el pan con el sudor de la frente», son símbolos del sustento y el desarrollo humano.

El pan es símbolo de otros alimentos para la humanidad: «no sólo de pan vive el hombre». El pan es el mejor símbolo para entender a Cristo Jesús. «Yo soy el pan de vida. El que come de este pan vivirá para siempre. y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo». Y en la última cena estableció el pan como signo sacramental de su donación eucarística a los suyos.

Al pan de la eucaristía debe ser de trigo, y para la Iglesia occidental ácimo, es decir, sin levadura. Y debe aparecer como alimento. El signo de un sacramento debe ayudar expresivamente a entender el misterio que se celebra. En este caso es el mismo Cristo que ha querido hacerse alimento sobrenatural para los creyentes.







al ritmo de la semana


El Sagrado Corazón de Jesús – 15 de junio

La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús no tiene ninguna relación con un hecho histórico de su vida. Sus antecedentes hay que situarlos en la Edad Media, donde la devoción a la humanidad de Cristo, especialmente a su pasión y a sus llagas se extendió como una corriente de espiritualidad. Los impulsores de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús fueron primero Santa Gertrudis y Santa Matilde en el siglo XIV, y en el XVII San Juan Eudes y Santa Margarita María de Alacoque. Clemente XIII aprobó la fiesta para la nación polaca, Pío IX en 1865 la extendió a la Iglesia universal, y Pío XI en 1928 la elevó a la máxima categoría litúrgica, comparable con las fiestas de Navidad y la . Ascensión. No han faltado liturgistas que veían difícil justificar esta fiesta desde el punto de vista litúrgico. Decían que el Viernes Santo ya se celebraba el amor de Cristo herido por nuestros pecados, y que es el día más apropiado para meditar en su humanidad, incluyendo en ella su corazón. Lo principal en esta fiesta es el reconocimiento del amor de Cristo y la reparación. En la oración colecta se pide ofrecer a Dios «una cumplida reparación». Pío XII en la encíclica «Haurietis aquas» dice que el amor a Dios a nosotros es lo fundamental en el cristianismo. y este culto al Corazón de Jesús, en lo esencial, no es otra cosa sino el culto al amor divino y humano de la Palabra encarnada. Ya la vez el culto al amor con que el Padre y el Espíritu Santo aman a los hombres.



J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:
San Bernabé, apóstol, compañero de San Pablo, intervino en el Concilio de Jerusalén, y predicó el Evangelio en Chipre.

Hechos 11,2Ib-26; 13,1-3. Era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe.

Mateo 10,7-13. Id Y proclamad que el reino de los cielos está cerca.

Martes 3:



2 Corintios 1,18-22. Jesús no fue primero «sí, y luego «no»; en él todo se ha convertido en un «sí».

Mateo 5,13-16. Vosotros sois la luz del mundo.

Miércoles 3:


San Antonio de Padua (+1231), presbítero y doctor, franciscano portugués que ejerció su apostolado en Italia.

2 Corintios 3,4-11. Nos ha hecho ministros de una alianza nueva, no de código escrito, sino de espíritu.

Mateo 5,17-19. No he venido a abolir, sino a dar plenitud.

Jueves 3:
Dedicación de la Iglesia Catedral de la Almudena, dedicada por Juan Pablo 11 el 15 de junio de 1993.

1 Pedro 2,4-9. Como piedras vivas entráis en la construcción del templo del Espíritu.

Juan 4,19-24. Los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad.

Viernes 3:


Sagrado Corazón de Jesús

Ezequiel 34,11-16. Yo mismo apacentaré mis ovejas, las haré sestear.

Romanos 5,5b-11. La prueba de que Dios nos ama.

Lucas 15,3-7. Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido

Sábado 3:


Inmaculado Corazón de María.

Lucas 2,41-51. Conservaba todo esto en su corazón.

Isaías 61,9-11. Desbordo de gozo con el Señor.