¡AY, QUE ME CAIGO!

Hab 1, 2-3. 2, 2-4; Sal 94; 2Tim 1, 6-8. 13-14; Lc 17, 5-10 Imagino al hombre como una colosal pirámide invertida, apoyada en la tierra sobre su vértice. Las capacidades más nobles, las potencias más espirituales y elevadas, las realidades más sublimes y fascinantes...