Hoy se celebra en la Catedral de la Almudena de Madrid un funeral por los Obispos de Madrid difuntos. Desde el 7 de marzo de 1985 en que Madrid se separó de Toledo, son ya 10 obispos difuntos. Desde D. Narciso Martínez Izquierdo, primer obispo y asesinado a tiros en la puerta de la catedral a manos del cura Galeote, hasta el Cardenal D. Ángel Suquía que murió el 13 de julio de 2006. Cada uno habla de lo que conoce y cuando yo empecé a interesarme por estos asuntos eclesiásticos era D. Ángel Suquía el Obispo de Madrid, al que estoy tan agradecido. Ahora se habla más de D. Vicente Enrique y Tarancón, al cumplirse 100 años de su nacimiento. Se evalúa su época, su gobierno y sus dichos y escritos. De D. Vicente no puedo hablar, de D. Ángel creo que supo cargar con la Iglesia y llevarla hacia adelante (me imagino la cara de estupor de algunos). Cuando conocemos a grandes hombres solemos decir que la historia los juzgará, pero los hombre de fe seguro que piensan en que Dios los juzgará.
“ Dios ha, enviado esa mano para escribir ese texto. Lo que está escrito es: «Contado, Pesado, Dividido.» La interpretación es ésta: «Contado»: Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el límite; «Pesado»: te ha pesado en la balanza y te falta peso; «Dividido»: tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas.»” De muchos de nosotros, de mi estoy convencido, no hablará la historia. Simplemente un día moriremos, nos llorarán los que nos quieren, alzarán una oración por nosotros y a los pocos años estaremos en el olvido. Excepto para Dios.
“Contado.” Cuando nos creemos tan imprescindibles, tan únicos, no nos damos cuenta que no sabemos cuanto tiempo tenemos. El dejar las cosas para mañana, para otro día, para otro momento, tal vez sea nunca. Si esperamos una situación mejor, un momento más propicio, algunas menos dificultades y no arrostramos los problemas de ahora, también para anunciar el Evangelio, tal vez nunca demos testimonio de Cristo.
“Pesado.” A Nabuconodosor le faltaba peso, también ahora, a pesar de tanta obesidad mórbida, hay mucha gente “falta de peso.” El peso corporal lo da la atracción de la gravedad, el peso espiritual lo da lo atraído que estemos por Cristo. Si preguntamos a cualquiera quién fue San Francisco de Asís, seguro que todos nos darían alguna pincelada de su vida. Si preguntamos quién fue Lucio III, pocos sabrán decir nada de él, y era el Papa durante el nacimiento de Francisco Bernardone, San Francisco de Asís. El peso de nuestra vida no depende de nuestra posición social o nuestros títulos, depende de lo enamorados que estemos de Cristo.
“Dividido.” Cuantas veces tenemos falta de unidad en nuestra vida, tenemos -como Alejandro Sanz-, el “corazón partío.” A veces se busca la unidad de vida en un gran esfuerzo personal por intentar “no fallar” que suele ser un “no fallarnos.” La unidad de vida se consigue cuando caemos en la cuenta que “ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas,” estamos en manos de Dios y todo lo nuestro es suyo, desde lo más grande a lo más pequeño.
¿Quién nos juzgará? Realmente que me juzgue la historia me dará igual, sólo espero que Cristo me juzgue, y tener como abogada a nuestra Madre del Cielo.