Comentario Pastoral
EPIFANÍA Y REYES MAGOS

Hay quien se empeña en que el 6 de enero sea simple fiesta de los Reyes Magos con muchas cartas, zapatos, regalos, e ilusiones infantiles. Y en estas circunstancias corremos el peligro de que la fiesta que celebramos tenga poco que ver con la epifanía del Señor, que es la solemnidad litúrgica propia, y cuyo significado es el de «manifestación de Dios”. No es bueno quedarse en manifestar simplemente por carta deseos de regalos gratuitos, que pagan otros. Cuando los niños piden tantas cosas aparentemente inútiles a ojos utilitaristas, los adultos no nos atrevemos a pedir lo que de verdad deseamos o necesitamos. y quizás no lo pedimos porque pensamos que lo tenemos que pagar o porque precisa de nuestro propio esfuerzo. Y por eso no tenemos sobresaltos ilusionados.

De todos modos no hay que entender como términos opuestos Epifanía y Magos. Significan una llamada y una respuesta. A los jefes de las naciones lejanas Dios les manifiesta la llegada del verdadero Rey y les conduce por, medio de una estrella hasta los pies de Jesús. Los Magos como respuesta emprenden un largo viaje para testimoniar su total y sincera sumisión.
Los Magos tenían una sabiduría puramente humana, no habían sido instruidos ni en la doctrina de los profetas ni en el testimonio de la ley. Al percibir en el cielo una estrella que brilla con una claridad nueva, que sobrepasa en esplendor y belleza a los restantes astros del firmamento. descubren su lenguaje silencioso que anuncia la presencia nueva del Salvador del mundo. Por lo tanto la Epifanía es, en primer lugar, una fiesta de iluminación para los que saben mirar al ciclo y no están encorvado s obsesivamente para las cosas de la tierra. Los Magos se iluminaron con la fe, porque supieron leer en la estrella su mensaje, porque la buscaron en los momentos de ocultación, porque fueron sabiamente sordos para las opiniones de distinto parecer y preferentemente humanas.
Sorprende siempre contemplar a los Magos, sabios en las ciencias del mundo, postrados ante un niño igual a los otros en la apariencia externa, pero que ellos descubren como Príncipe y Maestro de la sabiduría del amor universal. Por eso los Reyes Magos nos enseñan que la fe no es una ideología, sino una actitud de búsqueda sincera, que exige abandonar las comodidades domésticas del propio pensar, para recorrer los caminos desconcertantes que llevan a Dios, que se manifiesta en la sencillez maravillosa de un recién nacido. Encontraron a Dios hecho carne de hombre, no encontraron a un ídolo fabricado. Por eso abrieron ante él sus tesoros y sobre todo su corazón. En su vaciamiento generoso encontrarán la recompensa de verse l1enos de lo divino.


Andrés Pardo


Para orar con la liturgia



Palabra de Dios:

Isaías 60, 1-6

Sal 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13

San Pablo a los Efésios 3. 2-3a. 5-6

San Mateo 2, 1-12

Comprender la Palabra

La Solemnidad de la Epifanía del Señor este año cae en domingo. Se omite, por tanto, la Fiesta (de inferior categoría) del Domingo 1lº del Tiempo de Navidad.

La Solemnidad de la Navidad (de origen romano) y la Solemnidad de la Epifanía (de origen oriental) estructuran el breve Tiempo de Navidad. Ambas Solemnidades tienen sus respectivas ámbitos. A la Órbita de la Solemnidad de la Navidad pertenecen los últimos días del Tiempo de Adviento y los días de la Octava de la Navidad. A la órbita de la Solemnidad de la Epifanía pertenecen los días anteriores y posteriores a ella, incluida la Fiesta del Bautismo del Señor.

Epifanía quiere decir manifestación-a-través-de. En la humanidad del recién nacido Jesús Cristo se manifiesta, tramparece, la Divinidad. La transparencia de lo Divino en lo humano no es visible a simple vista. Sólo es perceptible a la luz del poderoso foco de la fe. Hay un paralelismo entre el Relato del Nacimiento del Señor, que escuchamos en la Misa de Medianoche en la Solemnidad de la Navidad y el Relato Evangélico, que escuchamos hoy. Ambos Relatos son Epifanía.

Hay una inicial llamada de Dios -llamada-iluminación: «el resplandor, que envuelve con su claridad a los pastores»; «la estrella, que ven los magos»-; llamada a ponerse en camino, en actitud de búsqueda: «Vayamos derechos a Belén a ver eso que ha pasado» -dicen los pastores2; «unos Magos se presentaron en Jerusalén preguntando…»

Pastores y Magos escuchan la palabra iluminadora de Dios (la fe viene por el oído); «Os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor» -se les comunica a los pastores; «de ti (Belén) saldrá un jefe, que será el Pastor de mi pueblo Israel» -escuchan los Magos.

Los pastores y los Magos aceptan, creen: «Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios… «; «los Magos, cayendo de rodillas lo adoraron». La estrella, que los guía simboliza la Palabra iluminadora de Dios, la luz de la fe y al mismo Cristo «Luz de luz».

Escuchamos el Relato de los Magos sobre el telón dejando de la visión de Isaías (1ª Lectura): la riada de los pueblos, atraídos por la Luz de Cristo, reflejada en la Iglesia, la Nueva Jerusalén.

Y este es Misterio de Cristo, revelado ahora, en expresión de San Pablo (2ª Lectura).


Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

Los regalos de Reyes


El intercambio de «regalos de Reyes»; esta costumbre tiene sus raíces en el episodio evangélico de los dones ofrecidos por los Magos al Niño Jesús (cf. Mt 2,11) y, en un sentido más radical, en el don que Dios Padre ha concedido a la humanidad con el nacimiento entre nosotros del Emmanuel (cf. Is 7,14; 9,6; Mt 1,23). Es deseable que el intercambio de regalos con ocasión de la Epifanía mantenga un carácter religioso, muestre que su motivación última se encuentra en la narración evangélica; esto ayudará a convel1ir el regalo en una expresión de piedad cristiana y a sacado de los condicionamientos de lujo, ostentación y despilfarro, que son ajenos a sus orígenes.

Las iniciativas de solidaridad a favor de hombres y mujeres que, como los Magos, vienen de regiones lejanas; respecto a ellos, sean o no cristianos, la piedad popular adopta ‘una actitud de comprensión acogedora y de solidaridad efectiva.

La ayuda a la evangelización de los pueblos; el fuerte carácter misionero de la Epifanía ha sido percibido por la piedad popular, por lo cual, en este día tienen lugar iniciativas a favor de las misiones, especialmente las vinculadas a la «Obra misionera de la Santa Infancia», instituida por la Sede Apostólica.


(Directorio, n. 118)

celebrar mejor


Misterio de la Iglesia y su dimensión misionera

En el contexto litúrgico de la Epifanía se manifiesta también el misterio de la Iglesia y su dimensión misionera. La Iglesia está llamada a hacer que en el mundo resplandezca la luz de Cristo, reflejándola en sí misma como la luna refleja la luz del sol. En la Iglesia se han cumplido las antiguas profecías referidas a la ciudad santa de Jerusalén. como la estupenda profecía de Isaías: «Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz…Caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora» (Is 60, 1-5). Esto lo deberán realizar los discípulos de Cristo: después de aprender de él a vivir según el estilo de las bienaventuranzas, deberán atraer a todos los hombres hacia Dios mediante el testimonio del amor: «Alumbre así vuestra luz a «los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo» (Mt 5,16).

Cristo es la luz de las naciones que quiso iluminar el mundo mediante la Iglesia. «¿ Cómo sucederá eso?» nos preguntamos también nosotros con las palabras que la Virgen dirigió al arcángel Gabriel. Precisamente ella, la Madre de Cristo y de la Iglesia, nos da la respuesta con su ejemplo de total disponibilidad a la voluntad de Dios. Ella nos enseña a ser «epifanía del Señor con la apertura» del corazón a la fuerza de la gracia y con la adhesión fiel a la palabra de su Hijo, luz del mundo y meta final de la historia.


Benedicto XVI, 6 enero 2006

Para la Semana

Lunes 3:
San Raimundo de Peñafort (1175-1275), canónigo de Barcelona, dominico, Superior general, especialista en el sacramento de la penitencia.

1 Juan 3,22-4,6. Examinad si los espíritus vienen de Dios.

Mateo 4,12-17.23-25. Está cerca el reino de los cielos

Martes 3:

1 Juan 4,7-10.Díos es amor.

Marcos 6,34-44. Jesús se revela en la multiplicación de los panes.

Miércoles 3:
San Eulogio de Córdoba (+859), presbítero, principal escritor de la Iglesia mozárabe, decapitado.

1 Juan 4,11-18. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros.

Marcos 6,45-52. Lo vieron andar sobre el lago.

Jueves 3:

1 Juan 4,19-5,4. Quien ama a Dios, ama también a su hermano.

Lucas 4, 14-22a. Hoy se cumple esta Escritura.

Viernes 3:

1 Juan 4,4-13. El Espíritu, el agua y la sangre.

Lucas 5,12-16. En seguida le dejó la lepra

Sábado 3:

l Juan 5,14-21. Dios escucha nuestras peticiones.

Juan 3,22-30. El amigo del esposo se alegra con la voz del esposo.