Me ha gustado que sean estas lecturas para volver a escribir estas dos semanas. Seguimos en año sacerdotal, en un año para rezar por los sacerdotes de una manera especial. Desde que empezó este año pongo a los que se confiesan, sean grandes o chicos, pequeños malhablados o ladrones, además de la penitencia que sea, que recen un padrenuestro por los sacerdotes. Ojalá no haya que ponerlo de penitencia y ojalá no fuese sólo un día. A los sacerdotes nos hace falta la oración de muchos, vuestra oración sostiene nuestra debilidad. Sí, el sacerdote es débil y debe saberse débil. Por él puede hacer poca cosa, pero por la Gracia de Dios puede hacer maravillas cada día. En nuestra debilidad sostenemos las debilidades de los otros, sus enfermedades, sus muertes, sus pecados. Pedir por los sacerdotes es pedir para que reconozcamos nuestra debilidad, nuestra nada, y que todo lo somos en Cristo y por Cristo. Sé de quien me he fiado, y no es de mi mismo. ¡Cuantos sacerdotes se han ido al traste por fiarse de sí mismos, pensando que podían superar sus debilidades y ocultándoselas!. Nos hace falta vuestra oración para amar nuestras debilidades (no nuestros pecados), y así, cuando somos débiles, entonces somos fuertes.
“En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: -«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer.” Este año creo que tampoco tocan vacaciones de mas de cinco días, el resto del tiempo hay que estar en la parroquia, la gente es mucha y el sacerdote sólo uno. Cuando dicen eso de “vives mejor que un cura” es cierto espiritualmente hablando, pero es agotador. Por eso, y eso vale para todos los cristianos que participan del sacerdocio común de Cristo, nos hace falta irnos un rato a solas y tranquilos con Jesús. Tal vez algunos de vosotros estéis de vacaciones. Se puede dormir algo más (si no hay bebés inmisericordes que no entienden de horarios), se cambia de lugar de residencia, se hacen cosas distintas, pero tal vez no saquéis más tiempo para estar con Jesús. No hace falta irse de Ejercicios Espirituales (algo muy recomendable, por otra parte), pero sí sacar algunos ratitos para estar tranquilamente con Jesús. Ya vendrán a interrumpirnos, pero esos momentos de oración harán que lo vivamos con paz y con calma del alma. “Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.”
“Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño -oráculo del Señor-. Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel: – «A los pastores que pastorean a mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de vuestras acciones – oráculo del Señor-. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá.” En vuestra oración rezad por los sacerdotes, por los de vuestra parroquia, por aquel que un día os escandalizó, por el que un día os trató mal y os miró con cara de pepinillo en vinagre, por los que dan escándalos públicos y por los que viven escandalosamente en privado, por los buenos, santos y entregados, por los que se identifican con Cristo sacerdote y por los que hacemos lo que podemos. Todo es posible si rezamos. “Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz” Los sacerdotes necesitamos vuestra oración muy especialmente, desde el Papa hasta el último vicario parroquial del último pueblo del país más pequeño. Y el Señor lo consigue todo.
La Virgen María es madre de los sacerdotes. Ella nos sostiene de su mano, pedir que nunca la soltemos. De penitencia un padrenuestro por los sacerdotes.