Durante este mes me he cambiado de casa, vamos a ser dos sacerdotes en la parroquia y en la anterior no cabríamos. Ha sido un mes de gestiones, de incumplimientos, de escuchar muchas veces: “Tal vez mañana”. Al final casi todo llega y ya tenemos agua, luz, teléfono y el resto de servicios que te llenan el buzón de facturas. Parece que a veces lo más fácil se convierte en lo más difícil y lo que podría hacerse hoy se alarga una semana. La vida me ha enseñado que el hoy es importante. Cuando te llaman para ver a un enfermo ni puedes contestar: Mañana; pues puede que mañana se haya muerto. Cuando alguien te pide confesión no puedes decir “luego”, tal vez en ese rato se haya enfriado o desesperado. No podemos hacer como el famoso chiste de Mafalda en el que Felipe cuelga en su habitación un cartel que dice: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Lo contempla complacido un rato y luego comenta: “Comienzo mañana mismo”.
“En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: -«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»” Jesús no hace promesas de futuro, todo en Él es una realidad. Es hoy cuando Dios te ofrece cambiar de vida, convertirte de verdad, escuchar su Palabra, vivir la caridad auténtica. No lo ofrece para mañana, ni para cuando cumplas los 83 años. Es hoy, ahora, el día que puedes cambiar, mientras lees este comentario, mientras elevas (para eso lo lees) tu corazón hacia Dios.
Tal vez le pidamos a Dios una señal para saber si hoy es el día. ¿Qué más señales queremos? ¿No está Cristo hoy en el Sagrario? ¿No significa hoy la absolución el perdón de todos tus pecados? ¿No son hoy los pobres, enfermos, desvalidos y abandonados la imagen de Jesús con la que te encuentras? ¿Qué más señales queremos?. Cada mañana, cuando veo amanecer, me parece un gran milagro. Llegará el día en que no vea este amanecer, “pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él” y entonces ya todo será el hoy definitivo. Hoy sería el cumpleaños de uno de mis hermanos que se mató hace años en un accidente, de manera improvisada. Desde entonces con mayor ahínco procuro vivir cada día como único, no por miedo a la muerte sino por amor a la vida, al hoy que Dios nos da para aprovechar su Gracia, para hacer lo que Él me da. Muchas veces se levanta el hombre viejo, que siempre tiene en su boca el mañana, mañana. Pero es hoy cuando Jesús ha llegado a tu alma y es hoy cuando podemos caminar con Él, no tirarle por un barranco.
La Virgen es nuestra Madre del Hágase, hoy, ahora, y la Palabra eterna del Padre se encarnó. Que tengáis hoy un buen día.