Hoy, domingo de la Santísima Trinidad, puede tener uno la tentación de preguntarse para qué sirve saber algo que no puedes llegar a entender. Vivimos en una época muy alejada del Misterio (con mayúsculas que los misterios nos encantan) y puede parecer que somos más realistas. ¿Para qué perder el tiempo pensando en la Santísima Trinidad si tenemos que aprender a manejar el iPad? ¿No será mejor dedicar el tiempo a cosas más útiles?Según estaba escribiendo esto aparece en el despacho un joven con unos pasteles en la mano. “¿Para qué son?” le pregunto. “Para tomar algo después de la Misa”, me responde. Se me queda cara de extrañeza y le pregunto: ¿Y qué hay hoy especial en la Misa?. Y me responde tan contento: “Las confirmaciones”. “Pues ya lo siento -tengo que decirle- pero fueron el sábado pasado.” No se lo ha creído hasta que no ha visto las fotos. El pobre vino al ensayo y todo, pero como eran muchos y cada uno llegó a su hora tampoco me fijé yo en que faltaba. Había apuntado en su agenda que era el 29… y el 29 vino puntual. ¡Sólo una semana tarde! También puede parecer poco útil confirmarse, pero el pobre se ha llevado un disgusto. (… He tenido que hacer un pequeño lapsus de escritura, llamar a tres secretarios de Obispos, dos vicarios episcopales y al final conseguir que se confirme hoy a las doce de la mañana en otra parroquia, rezar por el). Benditas cosas inútiles ¿O no lo son tanto?.

«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.» Reflexionar sobre la Santísima Trinidad puede parecer algo que nos aparta de la realidad, pero en verdad es mirar de frente la realidad. Somos imagen de Dios, luego mirando a Dios descubrimos cómo somos y nos entendemos mejor. Si somos capaces de amar es porque Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo se aman. Si nos relacionamos es porque Dios trino se relaciona entre si. Si nos comunicamos es porque la Trinidad es comunicación de personas. Aunque la trinidad sea un misterio nos ayuda a comprender el misterio que es el hombre. Cuanto menos conocemos a Dios menos conocemos nuestra propia realidad. La sabiduría de Dios es anterior a la sabiduría del hombre y es en la que se fundamenta. Cuando el hombre conoce menos a Dios se conoce menos a sí mismo y, por lo tanto, se trata peor al mismo hombre. Si hoy vemos leyes y legislaciones inhumanas y absurdas no son sino fruto de conocer menos la realidad de Dios.

Hoy lo dejo aquí, no me da tiempo a más, pero estos días buscaremos el mirar la realidad desde el auténticamente real, que es la verdad de Dios. Que nuestra madre la Virgen nos ayude a ver la realidad de Dios Hijo encarnado en sus brazos.