PRIMERA LECTURA
Mirarán al que atravesaron
Lectura de la profecía de Zacarías 12, 10-11; 13, 1

Así dice el Señor:

«Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia.

Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito.

Aquel día, será grande el luto en Jerusalén, como el luto de Hadad-Rimón en el valle de Meguido.»

Aquel día, se alumbrará un manantial, a la dinastía de David y a los habitantes de Jerusalén, contra pecados e impurezas.
Palabra de Dios.

Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9
R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. R.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. R.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. R.

Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. R.

SEGUNDA LECTURA
Los que habéis sido bautizados os habéis revestido de Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 26-29

Hermanos:

Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.

Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo.

Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús.

Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.

Palabra de Dios.

EVANGELIO
Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo de] hombre tiene que padecer mucho
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 18-24

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:

– «¿Quién dice la gente que soy yo?»

Ellos contestaron:

– «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»

Él les preguntó:

– «Y vosotros, ¿quién decis que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo:
«El Mesías de Dios.»

El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:

– «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»

Y, dirigiéndose a todos, dijo:

– «El que quiera seguirme, que se niegue a si mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»

Palabra del Señor.