Esto de dejar de fumar debe tener sus ventajas (yo no las descubro), pero también tiene alguna desventaja (además de la ansiedad, sudores fríos, palpitaciones y crecimiento de la envidia), y es que se duerme aún menos.Así que estos últimos días me despierto a las cinco de la mañana y me voy a pasear por el barrio. A esas horas no hay nadie por la calle excepto algún coche de policía y yo. No hay luz más que en alguna ventana que, me imagino, están dando de comer a un bebé. Tanta gente durmiendo a pierna suelta, a pesar de las puertas de seguridad, las alarmas y el coche de policía dando vueltas, significa que todavía vivimos confiados en que lo normal es que no pase nada. Por eso a roncar plácidamente.

“Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.” Sin duda si en cualquier barrio avisasen que una banda de malhechores iba a asaltar casas a las cinco de la mañana estoy convencido que en mi paseo matutino me encontraría con un montón de gente y luces encendidas. Es triste que la precaución que ponemos para cuidar las cosas no la pongamos para cuidar nuestra vida. No me gusta hablar de vida interior pues parece que es distinta de la exterior, y se acompañan. Hacemos casi lo contrario de lo que haríamos ante un aviso de la policía. Sabemos que tal situación nos pone en ocasión próxima de pecar (es decir, dejamos que entre el ladrón) y entonces por la noche nos ponemos a ver la TV, o a trastear en el ordenador, o pasamos por un sitio que sabemos que no es conveniente, o nos pedimos una copita después de comer. Y no contentos con invitar al ladrón decidimos dialogar con él, a ver si esta vez viene y no nos roba y nos ponemos a ver hasta donde podemos llegar. Pero el ladrón es un profesional y sabe hacer su trabajo, no viene para tener una tertulia, sino para robar, y nosotros lo sabemos. Así que habitualmente cuando se va hemos perdido la vida de la gracia y nos quedamos como asombrados: ¿Cómo ha podido ser? Si has llamado al ladrón, le has abierto la puerta, has estado hablando con él y le has enseñado tu tesoro…, ¿Cómo te extraña que te roben?

Por eso hay que ser “fiel y cuidadoso”. Cuidadoso para no hacer el tonto, que sabemos bien cómo se hace. Y fiel porque Dios es fiel. No tenemos que temer que vengan los ladrones. “Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. ¡Y él es fiel!” Dios es fiel a sus problemas y nosotros sólo tenemos que ser fieles a Dios para no temer que el ladrón llame a nuestra puerta, y cuando llama enseguida llega la policía a expulsarlo a su sitio.

Demos gracias, como María, por la fidelidad de Dios, tenemos su apoyo incondicional a pesar de nuestras debilidades y nuestros flirteos con el enemigo,… pero Dios es fiel. Hoy con mi oración por los Guardias civiles asesinados y sus familias. A dormir que pronto amanece.