Hoy comienza la catequesis en la parroquia. Desde hoy hasta el viernes pasarán por esta caseta a modo de parroquia 300 niños y niñas com sus respectivos padres y madres. Aquí, al igual que el valor en la mili, la fe se supone. Cuando unos padres traen a sus hijos a catequesis supongo que es que les interesa el formar a su hijo en la fe, que se prepare bien para recibir a Cristo en la Eucaristía. Luego -cada año suele suceder lo mismo-, te vas dando cuenta que los padres traen a los hijos a regañadientes, que cuando pueden faltan, que no les enseñan a rezar ni vienen a Misa más que el domingo que hacen la comunión. Cuando cada año ves las mismas formas que se repiten puedes desesperarte (yo espero que algún año los padres vengan con verdadero interés), o  hacer lo que puedas hacer. En cuanto pueda hablar tendré una reunión con los padres, les explicaré lo que es la catequesis y les recordaré la promesa que hicieron -varias veces- en el bautismo de su hijos de formarlos cristianamente. Les diré que la parroquia intenta ser una ayuda y hacer lo que pueda,… pero que son ellos los que tienen que formar a sus hijos. Ellos son los que tendrán que dar cuenta a Dios de lo que les han enseñado u ocultado a sus hijos. En la parroquia intentaremos hacerlo lo mejor que sepamos, espero que ellos también. Si no, ellos serán los que engañen a sus hijos y ellos y Dios les pedirán cuentas.

“Me sorprende que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó a la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio”. San Pablo no se muerde la lengua con los Gálatas. “¿busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?; ¿trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Hoy puede sorprendernos la falta de fe entre los bautizados, pero no tiene que llevarnos a replantearnos la fe o pensar en qué hemos fallado. Si uno intenta vivir el mandamiento nuevo:«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.» Podrá hacerlo mejor o peor, pero  no se equivocará. No dejará de poner todos los medios para que los demás se acerquen a Cristo, ya que Él nos cuida mucho más de lo que podemos esperar: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.” No podemos sentir en la Iglesia que siempre hacemos mal las cosas, que estamos lejos del mundo. hay muchos del mundo que están lejos de Dios y no quieren acercarse. Cuando se acerquen a Dios y no sea de su agrado, les parezca un mendigo al borde el camino, darán la vuelta. Y cuando Dios se acerque a ellos a curarles las heridas dirán que no es nada, que sólo es un rasguño, que esa ayuda les sobra. Querrán tomar un trozo del Evangelio como si fuese el todo y, el Evangelio, o lo acoges en su totalidad o mejor que no lo intentes. El Espíritu Santo no da su gracia para nuestros caprichos, sino para vivir el Evangelio en su plenitud. Y si no vivimos el Evangelio ni en nuestra propia casa ¿dónde esperaremos vivirlo?

La casa de nuestra Madre la Virgen tenía a Jesús en medio, nada se hacía aparte de Dios. Ojalá nuestros hogares se parezcan a ese bendito hogar de la sagrada Familia. San Francisco supo acoger todo el Evangelio, aunque algunos ahora se encarguen de parcelarlo.