Me imagino que a la familia no le habrá hecho ninguna gracia, pero a mi sí me hizo reir la noticia. Un abuelo en San Sebastián fue a buscar a su nieto al colegio. Se equivocó de colegio y se equivocó de nieto. Estuvo dos horas con la otra criatura sin darse cuenta de su error. Al final la policía, atando cabos sobre un niño desaparecido y otro al que nadie había ido a buscar encontraron a la criatura perdida. Me imagino la bronca que la nuera echaría al abuelo y su defensa. “¿Qué más dará un niño que otro?” “Pues este es más bueno y más guapo”. Si no se le crea un trauma infantil a la criatura cuando se pueda enterar de algo será un milagro.

“En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección.” “¿Qué más dará un Dios que otro?” “Pues este es más bueno y más guapo”. Es triste que aun hoy muchos que se dicen católicos nieguen la resurrección. parece simplemente una opción: resurrección, reencarnación, diluirse en el todo …, ¿Qué más da? Pues no da igual. Jesucristo viene a mostrarnos, con su vida y palabra, la plenitud de la revelación. Si Dios es un Dios personal, que nos llama por amor a cada uno, entonces nos guarda a cada uno y su amor es eterno, que es lo que nos hará a nosotros eternos. Si Dios nos va poniendo pruebas y nos vamos reencarnando en distintas personas, animales o cosas, entonces la redención no ha servido para nada. Si al final quedamos disueltos en el absoluto, entonces es que Dios no es personal. Muchas veces pensamos que ciertas afirmaciones son intrascendentes, pero cuando hablamos de la trascendencia hay que hilar fino. Durante veinte siglos la Iglesia ha ido, y sigue, descubriendo la riqueza de la revelación y sabe que hay afirmaciones que trastocan toda la fe de la Iglesia.

Hace años se pusieron de moda las películas y novelas sobre el encuentro del cadáver de Jesús. Si eso ocurriese se negaría la resurrección de la carne y por lo tanto la importancia del cuerpo en la vida del cristiano. Algunos, queriendo defender lo indefendible, decían que daría igual. Lo importante es la resurrección espiritual, el mensaje de la perpetuidad en el amor y no sé cuantas zarandajas más. ¡Vainas! Dios es Dios de vivos, no de lápidas. La lectura del Apocalipsis de hoy es apasionante. Cuando la gente contemplaba los cadáveres de los profetas y se felicitaban por haberlos vencido, entonces… “Al cabo de los tres días y medio, un aliento de vida mandado por Dios entró en ellos y se pusieron de pie, en medio del terror de todos los que lo veían. Oyeron entonces una voz fuerte que les decía desde el cielo: -«Subid aquí.» Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.”

La resurrección es el triunfo de Cristo Lo que nos ayuda a comprender que, a pesar de los enemigos que parece que triunfan, de nuestros aparentes fracasos, Dios ha vencido.

Hoy se habla en España de “muerte digna”. La muerte no es digna, es el enemigo que ha sido vencido en Cristo. Sin Jesús toda  muerte es horrible.

Que Santa María pida por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.