Cuando veo alguna película de la época romana y recrean el martirio de los cristianos, piensas: ¡Qué bestia era esa gente!. El arte de matar y torturar parece que se hace más sofisticado cuanto más bestia es. Empalar, crucificar, quemar vivo, desmembrar,… un arte que da miedo. Por eso me da mucha rabia el que la fiesta de hoy, la de los santos inocentes, no nos suene a una barbaridad lejana en el tiempo, propia de bárbaros sin ninguna cultura… sino que a uno se le vaya la cabeza y la imaginación a la infamia del aborto. Usaremos móviles, el iPad, volaremos en Jets y llegaremos a hacer excursiones espaciales, pero seguimos quemando vivos, desmembrando, aplastando y tirando cuerpos a la basura. Se ve que seguimos “progresando” en esto de matar gente.

“Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.” Herodes no actúa por ser un pervertido o tener alguna tara psicológica, actúa movido por la ira. Yo, lo siento en el alma, no puedo considerar que los que se dicen médicos y practiquen abortos actúen movidos por una filantropía universal y el amor incondicional a sus semejantes. No son ni santos ni inocentes. Pero aún así Dios tiene una palabra para ellos: “Si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por os nuestros, sino también por los del mundo entero.” Los santos inocentes murieron por Cristo, aún sin saberlo. Cristo murió por los pecadores, por todos, aunque no quieran saberlo. Si tenemos que decir alto y claro que están cometiendo un pecado, aunque el estado no lo considere delito, también tenemos que decir alto y claro que tienen salvación, pues Cristo murió por ellos. Es cierto que el aborto conlleva la excomunión, pero también es cierto que la Iglesia es madre y pone todas las facilidades para volver a la comunión plena.

Hoy es un día para, mirando el Belén, rezar con los niños que no llegan a nacer. Para rezar por sus madres y sus padres. Para pedir por todos los médicos, enfermeras y enfermeros y personal sanitario, hasta para rezar por los políticos. Mientras una sociedad siga asesinando a sus miembros más indefensos, es imposible que progrese. Hoy es un día, en medio de la alegría navideña, en el que«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.» Pero Dios es el Dios de la vida y se la devolverá generosamente. María los acoge a todos en su regazo y les habla de las maravillas de Dios que es Padre, y Padre bueno