Comentario Pastoral
FE Y DIÁLOGO

Después de leer el evangelio de la mujer cananea y escuchar la alabanza de Jesús «Mujer ¡qué grande es tu fe!», todos sentimos una interpelante llamada a examinar el nivel, compromiso y vivencia de nuestra fe cristiana. Porque la mujer cananca, pagana, al pedir la curación de su hija, se convierte en ejemplo y modelo de confianza en el Señor.

A todos conmueve la profundidad y constancia de la cananea, que manifiesta una creciente actitud y testimonio de fe en Jesús; primero le reconoce como Señor e Hijo de David, después le suplica compasión y pide socorro, para finalmente mendigar ser aceptada en «la casa del amo» corno un perrito que come las migajas que caen de la mesa.

Al conceder Jesús la curación de la hija de la mujer pagana, so afirma el gran principio revolucionario de que la salvación va no es resultado de la simple pertenencia a la raza de Abrahán, sino la capacidad ¿e creer en Jesús como el Señor. Viendo este comportamiento de Cristo y apoyados en él, los apóstoles se lanzan a la conquista del mundo pagano, dando la primacía de la salvación a la fe, como adhesión a Cristo, Palabra de salvación que Dios ha dicho en favor de todos los hombres.

Junto al tema de la fe, en este domingo sobresale el tema del diálogo con otras religiones. El mensaje cristiano es amor y respeto a todo hombre, no es elitista ni racista, está abierto a todos los valores de la humanidad, evitando los escollos del rigorismo integrista y del sincretismo indiferente.

El diálogo que provoca el mensaje cristiano supone paciencia y espera, reconociendo que los tiempos y los caminos de Dios a veces no son coincidentes con nosotros y nuestras impaciencias. Y es búsqueda amorosa y constante signo de humildad y de apertura interior, que permite reconocer a los otros como compañeros de viaje, si no es posible que sean compañeros de habitación.

Andrés Pardo

 

Palabra de Dios:

Isaías 56, 1. 6-7 Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8
san Pablo a los Romanos 11, 13-15. 29-32 san Mateo 15, 21-28

Comprender la Palabra

“La tercera parte del libro de Isaías presenta a Israel, después de la vuelta del exilio de Babilonia, como centro de la unidad espiritual del mundo. Su templo será casa de oración abierta a todas las naciones. Se bosqueja, aunque aún de manera imprecisa, la idea de un “nuevo Israel universal”, que será fraternidad religiosa y no estructura política: los prosélitos extranjeros deben ser admitidos y participar de los bienes de la comunidad de Israel. La historia de la salvación es por esencia dinámica. Es presentada como un itinerario abierto a una gran intervención de Dios que se va adelantando, pedagógicamente, en intervenciones parciales en la historia. La alianza divina se asienta en dos grandes afirmaciones y realidades: la fidelidad de Dios y la fidelidad del pueblo elegido. Todos pueden participar de la salvación de Dios que se concreta en la guarda del derecho y la práctica de la justicia. La transformación del mundo pasa, entre otros elementos, por hacer presente de forma más convincente el derecho y la práctica de las justicia. La transformación del mundo pasa, entre otros elementos, por hacer presente de forma más convincente el derecho y la justicia que proceden de la alianza con Dios y se enraizan en la intimidad de los hombres de bueno voluntad.

Este domingo seguimos en el bloqueo formado por los capítulos nueve al once de la carta a los Romanos. La lectura habla de dos temas importantes : la cuestión de la restauración futura de Israel, con la resurrección final de toda la humanidad en el horizonte, y la esperanza firme de que Israel se convertirá y se integrará en la comunidad que con la misión y obra de Cristo, porque los dones de Dios son irrevocables. El apóstol afirma que Dios nos encerró a todos en la desobediencia, para tener finalmente misericordia de todos. Para Dios siempre hay un espacio de conversión y de gracia. Hoy como ayer, es necesario anunciar a los hombres que, a pesar de las graves y desconcertantes paradojas que experimentamos en la experiencia de lo religioso y de la fe, el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo es un Dios de misericordia y fiel, que espera plácidamente e interviene en la historia de los hombres amorosamente y con sumo respeto.

El “evangelio de la cananea” es una lección dramática sobre la Fe. Ante el ambiente cada vez más crítico que se iba formando a propósito de Jesús, él mismo considera oportuno retirarse algún tiempo al exterior de la frontera de Israel. Fue con sus discípulos a Fenicia, a la comarca de Tiro y Sidón. Cierto día salió al encuentro una mujer, suplicándole que curase a su hija enferma. El evangelista subraya su condición de extranjera y pagana llamándola “cananea”. Jesús tiene conciencia de que debía limitar su misión a ser el Mesías de Israel, por eso da a entender que no puede aceptar la súplica. Pero ante las lágrimas de una madre pudo más el corazón que las normas. Tenía fe, por eso realizó en su favor – aun siendo cananeo – uno de los signos mesiánicos de la salud, reservados de momento a los hijos de Israel.

La fe es el elemento fundamental en la enseñanza de Jesús: entendida como un encuentro personal entre Dios y los hombres, que conlleva la transformación del hombre. La fe es una respuesta personal a un Dios personal que sale al encuentro del hombre y le desvela el proyecto salvador, y quién es ese Dios para el hombre: misericordioso, el amigo, el bienhechor, el que le ha hecho libre y quiere su más profunda y sincera felicidad. Vivir y expresar la fe pone al hombre a la altura de Dios. El que en las cosas del Reino de Dios piensa o espera tener algo sin oración, es que olvidó que todo es gracia. La gracia es las voz de la Fe.

Ángel Fontcuberta

 

sugerencias litúrgicas

El Evangelio 

Aunque todas las lecturas bíblicas son verdadera Palabra de Dios, no todas son igualmente importantes. La Revelación divina es una revelación progresiva que culmina en Jesucristo, por quien revela a la humanidad los secretos más sublimes y plenos (Cf. Hb 1). Por eso la liturgia, desde antiguo, ha reservado signos de especial veneración a los Evangelios: el Evangelio (y no los demás leccionarios) se inciensa, se besa y su lectura se escucha en pie. La normativa actual sugiere y desea que los textos evangélicos figuren en un libro diverso, más llamativo y mejor encuadernado. El Evangeliario. La nueva edición del Misal advierte explícitamente que sólo el Evangeliario, (pero no un Leccionario) puede llevarse en procesión o colocarse, desde el comienzo de la Misa, sobre el altar (IGMR, 120). La diferenciación entre Leccionarios y Evangeliario puede ayudar a los fieles a que descubran y vivan la diferencia entre lo que s verdaderamente Palabra de Dios (todas las lecturas bíblicas) y lo que es culminación de la Palabra divina: el Evangelio (Cf. IGMR, 60).

mejorar la celebración de la Eucaristía


Ritos iniciales (7). El Acto penitencial (b)

Hay que tener en cuenta que en algunas ocasiones se suprime el acto penitencial, cuando algún otro rito precede al rito de entrada de la Misa: Misa esponsal: por la entrada de los contrayentes; Misa exequial: por la entrada del féretro: Misa en los Domingos de Cuaresma: por el canto de las Letanías; Misa del Domingo de Ramos: por la bendición de los Ramos. Misa en los Domingos de Pascua: por el rito de la aspersión. Misa precedida por el rezo de alguna Hora del oficio de la Liturgia de las Horas.

Después se canta o se recita el “Señor, ten piedad”según las rúbricas (Cf. IGMR, 52).

El “Señor, ten piedad”, es un “canto con el que los fieles aclaman al Señor y piden su misericordia” No es primordialmente penitencial, pero tiene un tono de súplica, además del de aclamación. Por eso puede cantarse o rezarse como “parte del acto penitencial”, cuando a cada aclamación le prccede un “tropo”, o sea, una especie de “intención”.

No sabemos con precisión el origen de estas invocaciones del Kyrie, en el rito de entrada de la Misa. Parecen restos de la oración de los fieles que existía después de la Liturgia de la Palabra, en las que el pueblo respondía a cada petición “Kyrie eleison”. A finales del siglo V parece que pasan al rito inicial. En el siglo VI desaparecen las invocaciones y quedan solamente las aclamaciones.

El Kyrie no tiene un sentido penitencial, sino de aclamación a Cristo y de petición de misericordia. Sabemos que la exclamación, en griego, era utilizada para las solemnes recepciones de los emperadores o de los generales victoriosos. En la Biblia aparece como una de las actitudes de fe: pedir a Dios su misericordia, porque por nuestra parte sólo podemos ofrecer debilidad y miseria. Es la súplica de muchos enfermos en el Evangelio: una profesión de fe en el poder de Cristo y en su cercanía misericordiosa.

Aunque el Misal deja libertad sobre el número de invocaciones, no conviene que sean muy numerosas, para no parecerse a la letanía de la oración de los fieles y ser aquí un canto de aclamación suplicante a Cristo, por parte de todo el pueblo.


Ángel Fontcuberta

Para la Semana

Lunes 15:
Asunción de la Virgen María. El tránsito de María de este mundo al Padre, su Pascua.

Apocalipsis 11,19a; 12,1 6a,10ab. Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal.

1 Corintios 15,20 27a. Primero Cristo como primicia, después todos los que son de Cristo.

Lucas 1,39 -56. El Poderoso ha hecho obras grandes por mi; enaltece a los humildes.
Martes 16:

San Esteban de Hungría (969 1038), rey justo y piadoso.

Jueces 6,11 24a. Gedeón, salva a Israel. Yo te envio.

Mateo 19,23 30. Mas fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.
Miércoles 17:

Jueces 9,6 15. Pedisteis un rey, siendo así que el Señor es vuestro rey.

Mateo 20,1 16a. ¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?
Jueves 18:

Jueces 11,29 39a. El primero que salga de mi casa a recibirme, será para el Señor, y lo ofreceré en holocausto.

Mateo 22,1 14. A todos los que encontréis convidadlos a la boda.

Viernes 19:
San Juan Eudes (1601 1680), presbitero, gran devoto de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. San Ezequiel Moreno (1848-1906), obispo, desarrolló un celo excepcional en Colombia.

Rut 1, 1.3 6.14b I 6.22. Noemi, con Rut la moabita, volvió a Belén.

Mateo 22,34 40. Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.

Sábado 20:
San Bernardo (1090 1153), abad de Claraval, recorrió los caminos de Europa predicando paz y unidad.

Rut 2,1 18 11; 4,13 17. Dios te ha dado quien responde por ti. Fue el Padre de Jesé, padre de David.

Mateo 23, 1 -12. No hacen lo que dicen.