¡Un disgusto! El auto, coche, carro, vehículo, como quiera llamársele, no arranca. Le hemos cargado la batería… y nada. Le he insultado, acariciado, escupido, amenazado, cantado una canción de cuna… y nada. Menos mal que no me hace falta ahora, peor mañana a primera hora llamaré al seguro del coche a ver si me cambian la batería o lo llevan al taller. Cuando llame espero que no me digan que es el día del patrón del gruista, la festividad de Santa Llave Inglesa, patrona de los talleres ni el día de gatos caídos. Cuando hace falta un servicio hay que hacerlo, y para eso pagamos a las empresas de servicios del automóvil o del hogar, siempre hay que estar disponible en el menor tiempo posible.

«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?» Hoy Jesús cura a este hombre con parálisis en el brazo derecho (batería baja, vamos), ante la indignación de escribas y fariseos. Me imagino que el paralítico se vendría abajo cuando empiezan a poner pegas a Jesús para que lo curase. Poco le importaría en ese momento el respeto al sábado. Si hubiera sido el brazo de uno de los fariseos ya estaría buscando algún argumento para que se pudiese curar en sábado, y bailar la sardana si fuera necesario.

En el cristianismo no tenemos ninguna ley que nos prohíba vivir la caridad. Todo lo contrario, por vivir la caridad acompañando a un enfermo o una cuestión similar es la única excusa para no ir a Misa un domingo. Y sin embargo parece que nuestro coche no arranca, nos da mucha pereza vivir la caridad. Hace medio minuto, tres líneas más arriba, han entrado al despacho de la parroquia a apuntar un bautizo. El despacho es de lunes a viernes, no un domingo por la tarde aprovechando que vienen a Misa. Mi primer arranque ha sido decirles que vuelvan entre semana, que estoy haciendo otra cosa. Pero uno lo piensa un momento, es sólo un ratito, estás con el ordenador delante y tampoco cuesta tanto. Así que bautizaremos a una criatura más un sábado de estos. Pero en otras ocasiones me encuentro que no soy tan paciente, voy a lo mío y escurro el bulto. Conozco a muchos así, en la balanza caridad/pereza, siempre se inclina hacia la pereza.

San Pablo sabe que la primera obra de caridad es anunciar el Evangelio: Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos.” Aunque cueste. Sin embargo a nosotros hacer una llamada, visitar a un enfermo, hablar con esta o con la otra persona…, se nos hace un mundo. El Señor cuenta con nosotros como un servicio 24 horas, y no podemos dedicarnos a descansar todo el día, ya habrá momentos.

Que la Virgen nos de un espíritu de caridad, de entrega, de servicio… siempre.

 

Me voy a dar un paseo… andando.