Ayer por la mañana llamó un señor (a la hora de comer, todo hay que decirlo), preguntando si estábamos en el despacho parroquial. Cuando le indiqué que en ese momento no, que por la tarde, me dijo: “En la parroquia portátil esa ¿no?” Es verdad que es un barracón, cada módulo de los ocho que la componen pesa 6000 kilos, así que portátil, portátil, no es; aunque ya la hemos cambiado de ubicación en una ocasión. Antes del verano sacamos todo a la calle, una grúa movió cada módulo, se volvió a montar y por la tarde ya estábamos celebrando la Misa en la nueva ubicación. A pesar de ser un sitio pequeño fue bastante complicado organizarlo todo, pero gracias a la gente, que es muy buena, se hizo en un rato. “En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para trasladar el arca del Señor al lugar que le habla preparado.” El traslado del arca se hizo con arpas, cítaras y platillos, con toda solemnidad. Y lo hizo muy bien el rey David. «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.» Los traslados que la Virgen hizo del mismísimo Dios encarnado fueron mucho más discretos, aunque no menos gozosos. La Virgen iba llevando -ya en su seno, ya de la mano, al mismo Dios. Y la gente no se enteraba. Hoy celebramos la Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad. No soy historiador ni hijo de historiador, con lo cual mi palabra no tiene ninguna validez científica. En ocasiones pienso que los españoles al llegar al Nuevo Continente llegaron de todo tipo, carácter, más o menos bestias o bonachones, pero nunca llegaban solos. Con ellos llevaban también la Eucaristía, el Evangelio y el amor a la Virgen. El católico sabía que llevaba algo más de todo el oro o la plata que pudiera conseguir. Trasladaron la fe de una parte a otra del océano y algunos sabían que tenían cumplían el mandato del Señor de llevar el Evangelio a toda la creación. Es muy distinto llegar a un sitio buscando riquezas que llegar ofreciendo la Riqueza que no se corrompe ni se apolilla. ¿Hubo abusos? Seguro, pero también un bien inimaginable. Muchas veces Dios se tiene que abrir paso a codazos entre los pecados de los hombres, pero al final lo consigue. Hoy es un día para sentirnos muy hermanos con todos los hombres, especialmente con los pueblos de Iberoamérica, pues de generación en generación nos han trasladado la palabra y la presencia del Señor. Los momentos no son fáciles, a la Virgen que sobre el Pilar animó a Santiago a seguir anunciando a Cristo le pedimos que nos siga dando fuerza, para ser buenos portadores de la buena noticia del Evangelio.