(Aviso a navegantes: Yo suelo hacer cada día lo que tengo que hacer y -cuando me toca-, escribir el comentario del día siguiente. Hoy me voy a hacer un “cursillo de cristiandad”. No sé muy bien en qué consiste, pero creo que me hace falta. Hace quince años que no me voy cuatro días de la parroquia sin ser ejercicios espirituales. Así que voy a hacer trampa. Hoy escribiré los comentarios hasta el lunes, pero los reduciré a la mínima expresión pues no me da tiempo a escribir siete folios en una mañana. Os dejaré siempre alguna pregunta para que le deis vueltas. Pondré esta cabecera todos los días. De paso pedir al Señor que de mi vida arranque lo que tenga que arrancar, plante lo que deba plantar, cure lo que deba sanar y me sirva a mi y a vosotros. Nuestra Madre del cielo siempre nos ayudará. Gracias)

 

«Temed al que tiene poder de matar y después echar al infierno». Muchas veces se nos olvida lo valiosos que somos, especialmente a los ojos de Dios que hasta ha entregado a su Hijo por nosotros, por ti y por mi. Se nos olvida y hacemos de nuestra vida una vulgaridad, ponemos el corazón en las cosas y destrozamos la creación de Dios, desde las plantas a las personas, con fines innobles. Date cuenta de tu grandeza, no por lo que tú crees valer, sino por el valor que ha puesto Dios en ti. No seamos tontos, no juguemos con nuestro destino eterno entregándonos a lo caduco. No es sensato que guardemos las formas y no guardemos el corazón. ¿Cuántas veces has pensado en la eternidad últimamente? No tengamos miedo al futuro si lo vamos preparando en el presente. La Virgen nos descubrirá la grandeza del amor de Dios, disfrútalo sin miedo.