(Aviso a navegantes: Yo suelo hacer cada día lo que tengo que hacer y -cuando me toca-, escribir el comentario del día siguiente. Hoy me voy a hacer un “cursillo de cristiandad”. No sé muy bien en qué consiste, pero creo que me hace falta. Hace quince años que no me voy cuatro días de la parroquia sin ser ejercicios espirituales. Así que voy a hacer trampa. Hoy escribiré los comentarios hasta el lunes, pero los reduciré a la mínima expresión pues no me da tiempo a escribir siete folios en una mañana. Os dejaré siempre alguna pregunta para que le deis vueltas. Pondré esta cabecera todos los días. De paso pedir al Señor que de mi vida arranque lo que tenga que arrancar, plante lo que deba plantar, cure lo que deba sanar y me sirva a mi y a vosotros. Nuestra Madre del cielo siempre nos ayudará. Gracias)

Hoy es Santa Teresa de Jesús. ¡Cuánto nos queda por aprender de esta gran santa! Recuerdo aquella anécdota en la que vio a un niño andando por el convento. El niño la miró y le preguntó: «¿Tú quien eres?» A lo que nuestra santa contesto: «Teresa de Jesús. ¿Y tu?» A lo que el niño contestó: «Yo soy Jesús de Teresa». Para encontrarnos a Dios no hace falta encerrarnos en un convento (aunque allí también está, evidentemente), pero si somos sencillos, mansos y humildes seguro que hoy nos encontramos con Jesús en un buen montón de ocasiones. En la familia, en casa, en el trabajo, en la enfermedad, cocinando, riendo, llorando con quien llora…, hasta en el pago de la hipoteca. Pídele a nuestra Madre del cielo, a San José y a la santa de Ávila que hoy tengamos los ojos bien abiertos para descubrir a Jesús ¿O vas a seguir cerrando los ojos a lo bello»