Goming, pupuénting, Pénduling, Parabóling, Kitesurfing, StreetSurfing, Skimming, Puénting, Skateboarding, Carving...No, todavía no he perdido la cabeza ni he decidido escribir este comentario en esperanto. Todas esas palabrejas las podéis encontrar en Internet y son nombres de deportes de riesgo o de aventuras. Parece que para que un deporte suene apasionante tiene que acabar en”ing”, y cuanto más parece que puede peligrar tu vida el “ing” se dice más fuerte. No suelen ser deportes de masas, aunque algunos se popularizan y -para hacerlos cada vez más seguros-, acaban siendo simples atracciones más que deportes. Uno muy popular y que no está en la lista es el “pecading”, del que nos hablan hoy las lecturas (para que luego digan que la Biblia no es actual).

Definición de pecading: “Sé muy bien que no es bueno eso que habita en mi, es decir, en mi carne; porque el querer lo bueno lo tengo a mano, pero el hacerlo, no. El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago. Entonces, si hago precisamente lo que no quiero, señal que no soy yo el que actúa, sino el pecado que habita en mi. Cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro inevitablemente con lo malo en las manos.” El pecading se practica cuando en vez de buscar crecer en la virtud estamos pensando hasta dónde podemos llegar con el pecado. Hay muchos ejemplos típicos. Uno: El que se toma unas cuantas copas para conseguir “un puntito” y así animarse. Normalmente pasa del puntito al puntazo y si sabe que no debe empezar a beber ¿para qué empieza?. Dos: El que se despierta a media noche y decide irse a ver la televisión a las dos de la mañana. Sabe que a esas horas no suelen retransmitir el sermón de las siete palabras, y si encuentra algo cultural se pone a hacer zapping (otro deporte de riesgo), hasta que encuentra imágenes inadecuadas que le llevan a la tentación. Si sabes que no puedes ver la tele a esas horas ¿por qué no tienes a mano el rosario, una buena novela e incluso alguna película de confianza grabada por si te despiertas a horas intempestivas?. Tres: El ordenador. Si nunca te has puesto en el trabajo o delante de tu familia a ver páginas que denigran a la persona ¿por qué te pones a veces tú solito a intentar curiosear entre páginas y páginas?. y así podríamos seguir con ese compañero que, cuando te juntas con él-, te hace murmurar y criticar a otros, las compañías que te llevan a probar las drogas o a robar, el acercarte a las máquinas tragaperras cuando sabes que te atraen, el…, lo que quieras.

El pecading sabemos muy bien reconocerlo y cuando empezamos a practicarlo: “Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: «Chaparrón tenemos», y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: «Va a hacer bochorno», y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?” Para no rompernos la crisma lo mejor es dejar de practicar el pecading y empezar a aficionarnos al  virtuding. Para este deporte tenemos el mejor monitor: “¡Desgraciado de mi! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte?Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, y le doy gracias.” Vive la caridad hasta que duela, la oración hasta que te salgan callos en el trasero o en las rodillas y la esperanza de que es Él el que te salva y de su mano no hay accidentes.

Nuestra Madre la Virgen nos inscribe en el club de virtuding, rompe tu carné del pecading y confía: seguro que serás feliz.