Ayer superamos la jornada de reflexión y hoy en España acudiremos a las urnas a elegir a nuestros próceres. La verdad es que no sólo he hecho un día de reflexión, acabo de volver de ejercicios espirituales, así que han sido cinco días. Y también es verdad que en esos días no he visto ninguna noticia de política ni de nada. Puestos a reflexionar había que reflexionar sobre lo verdaderamente importante. Hoy las noticias serán sobre las elecciones, a partir de las 20:00 h. sólo se podrá ver Canal Disney si no quieres estar escuchando toda la noche resultados electorales. En las campañas electorales- no sé si buenas o malas, no entiendo de política-, se gastan muchas energías, esfuerzos y dineros. Hay quien lo vive con auténtica pasión, aunque un mandato sólo dure cuatro años (si aguantan). Puestos a mirar a los que andan vamos a mirar a quien manda para siempre, al que es Señor de vivos y muertos, al que es Rey del universo: a Jesucristo.

“Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.”Una gran diferencia entre Cristo y los políticos es que estos últimos suelen hablar de “colectivos”, Dios nos habla de personas, a cada uno. Cada vida es singular, irrepetible y única y -por lo tanto-, será puesta en la presencia de Dios la vida de cada uno. El Señor nos conoce mejor que nosotros mismos: «Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?» y por eso el juicio no dejará de ser sorprendente. Y será bajo la mirada de este rey del universo y de la historia. Mejor mirada no es posible. Sin embargo en ocasiones nos preocupan los juicios de otros y no el de Dios. Los otros juicios suelen ser implacables. Desde los niños que a veces son muy crueles, a los de nuestra propia familia, los compañeros de trabajo, los vecinos… Por pasar desapercibidos o dar una “buena imagen” somos capaces de muchas cosas, pero por el juicio de Dios nos cuesta tanto cambiar nuestra vida. Y los demás juicios, sinceramente, no valen nada. “Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte.” Puestos a elegir a un rey, elijamos al que tiene la última palabra sobre nuestra vida y nuestro futuro. A un rey verdaderamente amable y que nos ama. “Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear -oráculo del Señor Dios-. Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido”. Dentro de poco días comenzaremos el adviento, tiempo de espera y de esperanza. Mucha gente hoy esperará un cambio, nosotros vamos a esperar el verdadero cambio, el de nuestras vidas, y a poner el mundo bajo la custodia de Cristo rey.

La Virgen reina y madre nos señala siempre a su Hijo, estamos llamados a reinar con Él.