Hoy es miércoles de Ceniza. Día de ayuno y abstinencia. Muchas personas no dan importancia al ayuno y la abstinencia, “se les olvida”. Tal vez hoy prediquemos mucho de la conversión del corazón, que es lo fundamental, pero lo importante lleva un camino. No podemos terminar un camino si no lo empezamos dando un primer paso, aunque parezca pequeño. Tal como está el mundo y el desprecio que hay de Dios no estaría mal que los millones de católicos entre 18 y 59 años hiciésemos un día de ayuno pidiendo a Dios por la conversión del mundo entero.

“Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.” La limosna, el ayuno y la oración son actos discretos, entre Dios y tu. Se hacen con una sonrisa y sin llamar la atención. Justamente por eso son importantes. Podríamos hoy reflexionar sobre el “rasgar los corazones y no las vestiduras”, y mostrar el final del camino. Pero hoy no nos toca eso, nos toca empezar a caminar. Es un camino apasionante que nos llevará a la Pascua, pero en el que no se nos ahorrarán cansancios, tirones, cojeras, desánimos, marchas atrás, pérdidas, desconciertos e incluso desilusiones. Pero vale la pena. La limosna, el ayuno y la oración nos ayudan a aligerar el equipaje, a darnos cuenta de las cosas superfluas que tenemos en nuestra vida y a no “echar en saco roto la gracia de Dios”. No creas que vas a cambiar el corazón y la vida si no empiezas por esos cambios pequeños, que muchos llaman intrascendentes e incluso desprecian. Si no damos el primer paso jamás llegaremos a la meta.

Y otro aspecto que me parece importante. Toda la Iglesia, cada católico, cada bautizado, nos unimos en un pequeño acto para pedir a Dios. La conversión del mundo entero tiene que ser un clamor de todos los hijos de Dios que arranquen al Espíritu Santo el que toque a todos los corazones. Ahora que está de moda eso del “clamor popular” hagámoslo los cristianos por lo que realmente importa, la salvación del mundo. La Nueva Evangelización no se puede centrar en acciones, sino que hay que poner la base en la oración, el ayuno y la penitencia de toda la Iglesia…”sólo así se pueden expulsar esos demonios”.

Estos días, cuando tengas ganas de comer un bocado de más, de echar mano al chorizo de Cantimpalo el viernes, cuando saques un rato más de oración aunque tengas un rato de sueño menos, cuando te prives de un capricho para ayudar a quien lo necesita, entonces piensa que estás actuando con toda la Iglesia, que estás clamando a Dios con millones de personas más.

Que la Virgen nos acompañe en esta cuaresma.