Cuando uno no sabe de qué hablar habla del tiempo. La mejor información del tiempo se tiene siempre en los ascensores. “Hace calor” “Es normal, es verano” “Claro, es lo suyo”. Dentro de unos meses tendremos esta misma conversación sobre el frío, día tras día, pero siempre parecerá novedosa. Algo que oigo todos los veranos es eso de “No recuerdo un verano tan caluroso como este.” Creo que he escuchado lo mismo mis 44 veranos de existencia, debe ser que el calor derrite la memoria anual. Lo que está claro es que en verano tiene que hacer calor y en invierno frío, si un año pasase al revés sería preocupante. Somos personas acostumbradas a los ciclos y cada cosa tiene su tiempo y su lugar.

“Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.” “¡Eh, eh, eh! ¡Un momento! -dirá alguno-, que eso es del tiempo de cuaresma y ahora estamos preparando las vacaciones, ¡déjenos un poquito en paz!.” Pues lo siento pero no le voy a dejar en paz. En muchas personas se ha metido la concepción cíclica del tiempo: como al día le sigue la noche y al otoño el invierno, a una vida le sigue otra, la historia se repite y un montón de cosas por el estilo. Me encuentro con muchas personas que aún piensan que la reencarnación es cristiana y se lo plantean con mucha naturalidad. Pues no. La concepción del tiempo en la Biblia y en la fe cristiana es lineal, no cíclica. l mundo se creó, en un momento de la historia se encarnó el Verbo y un día aparecerán los nuevos cielos y la nueva tierra…, sin darles más vueltas. También nuestra vida es lineal, tenemos un día para nacer y un día para morir y lo que no hayamos hecho en ese tiempo no tendremos posibilidad de rebobinar y volver a empezar.

La limosna, el oración y el ayuno se nos recuerdan especialmente el miércoles de ceniza, al comenzar la cuaresma, pero son prácticas para cada uno de los días de nuestra vida. Incluso en vacaciones. He conocido sacerdotes y fieles que en vacaciones no celebraban -o asistían-, Misa a diario pues “estaban de vacaciones”. Siempre me ha parecido de lo más triste, significa que once meses al año van a Misa a cansarse. algo análogo ocurre con el ayuno. Muchos y muchas estarán ahora en la operación michelín para lucir un buen cuerpo en la playa (ya son ganas de que te miren) y se privarán de comer. Pero si les dices que sean austeros y comedidos algunos días acordándose de los que no tienen para comer, o en penitencia por los pecados del mundo te mirarían como si estuvieses loco o te hubieses escapado de algún lugar de la Edad Media. Oo si le s pides que ya que tienen más tiempo hagan algo más de oración, o que gasten algo menos estas vacaciones. Sería un “¡no me fastidies!”. Pues este es nuestro tiempo, donde alabar, bendecir y dar gracias a Dios con nuestra vida. Todo tiempo es tiempo de ayuno, oración y limosna porque este es nuestro tiempo, no otro.

Vivamos cada momento como una gracia de Dios y le pedimos a la Virgen que no demos vacaciones a la piedad ni a la caridad. Creo que de esto no se hablará en el ascensor.