Mientras escribo el comentario están ensayando en el templo (ya no nos queda más espacio que el templo), la “Misa de Ángelis” para cantarla el día de la dedicación de la parroquia. No hemos querido contratar ninguna coral, sino que son fieles de la parroquia que se han apuntado a unir sus voces y cantar bajo la dirección de otro amigo de la parroquia. Cada miércoles van ensayando y van procurando que las voces se vayan conjuntando y vayan todas al unísono. Es bonito como va sonando y como van tomando confianza con el gregoriano. Va sonando hasta bien (es broma, lo hacen bien desde el principio, no sea que alguno lea este comentario). La voz humana bien conjuntada y cantando a la vez es mejor que cualquier instrumento.

Vosotros rezad así: «Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre… » Cada día rezo unos cuantos padrenuestros con los enfermos del hospital. Algunos mayores se saben el “viejo” y me hago un lío, a otros se les va un poco la cabeza y se olvidan, pero me siguen, otros están sedados y se lo rezo a la oreja con la esperanza de que escuchen y recen. Si tuviéramos conciencia de la cantidad de veces que se repite el padrenuestro  en todo el mundo en un solo día nos sobrecogería. Ten la seguridad de que cuando rezas un padrenuestro en la soledad de una parroquia, o antes de dormir, o para agradecer a Dios el nuevo día, o al comenzar un misterio del Rosario, miles de personas están rezando contigo. Si nos diésemos cuenta que nuestra oración no es “individual”, sino que es un clamor desde todas partes del mundo hacia Dios, nos tomaríamos más en serio la oración vocal. ¡Cuántas veces escuchamos a personas rezar mal! ¡Cuántas veces cada uno de nosotros reza mal! Distraídos, con rutina, con el corazón y la cabeza en otro sitio. Si nos diésemos cuenta de la fuerza de la oración, que somos una voz en la gran sinfonía que procura transformar el mundo rezaríamos mejor y nos convertiríamos. ¡Qué terrible era Elías!. ¡Qué terrible es la Iglesia! Su fuerza. Reza.

Hoy no tengo tiempo para más, tal vez podríamos acabar con María rezando un Padrenuestro: Padre nuestro…