Comienzo de nuevo esta tanda de comentarios al Evangelio de cada día. No es fácil el pensar en otra cosa que no sea la crisis en España, mi país al que quiero. La gente está enfadada, confundida, revuelta, inquieta. Casi cualquier conversación acaba derivando en el estado social y económico. Por eso durante estos catorce días voy a intentar ser positivo, inyectar optimismo y ánimo fijando el corazón en lo que -en quien-, de verdad es importante.

“-«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»

Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer… Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.” Cuando hablamos de pastores enseguida pensamos en sacerdotes u obispos y, en cierta manera, echamos balones fuera, como si ese pedacito del Evangelio no fuera para nosotros. Sin embargo pastores son todos aquellos que tienen una responsabilidad sobre los demás: políticos, empresarios, padres de familia, superiores…, todos tienen esa labor de pastores. Cuando miramos el mundo y vemos que tantas cosas están mal tenemos que sentirnos implicados en su solución. Es cierto que todos tenemos muchas cosas que hacer y tenemos bastantes obligaciones, que nos merecemos un descanso. Pero Jesús no se toma descansos ante la necesidad de los demás y los enseña con calma. “El es nuestra paz”. Está demostrado, cuando se flaquea en la oración, cuando todo tiene que depender de nosotros, cuando la Misa se convierte en un apunte más en la agenda de cosas que tenemos que hacer hoy, entonces se suele perder la paz. Nos incomoda que cambien nuestros planes, que varíen lo que tenemos pensado y nos ponemos inquietos y de mal humor. Hoy el mundo no necesita de más prisas e inquietudes. Hoy tenemos que dar un testimonio de calma, serenidad, paciencia y misericordia. Eso no se puede hacer si no es desde Cristo y con Cristo. Al igual que los padres tienen una labor paciente de educar a sus hijos, sabiendo que no lo aprenden todo en un día y que muchas veces se equivocarán y tendrán que volver a empezar, tenemos que tener esa paciencia con las personas con las que nos encontramos y Dios pone en nuestro camino. El cristiano es todo lo contrario del individualismo. Hemos recibido mucho gratis y gratis tenemos que darlo, sin desfallecer.

A la Virgen la tratamos con el título de mediadora de todas las gracias, ella siempre está distribuyendo la gracia de Dios entre sus hijos, sin desanimarse por nuestras infidelidades. Que como ella sepamos estar siempre dispuestos, aunque cambien nuestros planes, a enseñar a los demás la bondad de Dios con nosotros, aunque no nos quede tiempo para comer.