Nunca pensé que diría esto, pero esta vez estoy deseando que legue el día de hoy para dejar unas semanas de escribir los comentarios. La dedicación de la parroquia es dentro de cinco días y tengo la cabeza en demasiados sitios. Ya es célebre mi frase: “Quiero soluciones, no problemas” y se ríen de mi los feligreses. Espero que al final todo salga bien, una celebración no es difícil, lo complicado es lo que viene después. Los que menos me conocen y conocen menos la parroquia se enfadan en ocasiones conmigo, pues doy soluciones rápidas a los problemas que me plantean ahora. Sobre todo las madres de los niños de primera comunión, que están preocupados por la fiesta de mayo y no se dan cuenta que llevamos preparando cuatro años esta celebración, y es un poco más complicada que elegir un restaurante. Pero esto no es nada, con vuestra oración todo seguirá yendo bien.

«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos.» El pueblo de Israel sí que podría haber dicho: ¡Por fin!. El designio salvífico de Dios, la historia de salvación llegaba a su plenitud…, y ellos iban a ser testigos de ello. Pero seguían pensando en su celebración de la primera comunión. No se daban cuenta del momento crucial en que se encontraban. Los discípulos intuían algo, pero la profundidad del momento que vivían les seguía estando oculta.

Todo está renovado, y seguimos sin darnos cuenta. si por un momento pudiésemos entrar en la profundidad de la mente de Dios y ver el plan perfecto de la redención, contando con nuestra libertad, nos daríamos cuenta de su grandeza. Lo que ahora consideramos tan importante y trascendental pasaría aun segundo, tercer o decimoquinto plano y sólo disfrutaríamos de la salvación de Dios.¡Por fin! Lo que el pecado había roto Cristo lo restaura y lo renueva.

Así tendría que ser nuestro adviento. Un tremendo y gran ¡por fin!. ¡Ven salvador! ¡Ven sin tardar! El viejo mundo ha pasado y empezamos algo nuevo.

María es la única que se va metiendo en la entraña de Dios, pues tiene a Dios en sus entrañas. Que ella nos de esa profundidad, alegría y esperanza de la espera dichosa del Señor.