Ya sabemos el día en que comenzará el Cónclave, desde el martes será mucha la curiosidad, pero aún mayor tiene que ser el ambiente de oración por la Iglesia entera y por el nuevo Romano Pontífice. Puede ser que nos quieran distraer con dimes y diretes, y que cuando salga la fumata blanca y escuchemos el “Habemus Papam” comience la avalancha de informaciones y de opiniones. Para nosotros el que elija el Espíritu Santo es el mejor, pero para eso hace falta rezar y mucho desde ahora…, aunque espero que ya lo estuviésemos haciendo.

El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.» Tal vez sientas que tu oración es bien poca cosa comparada con la responsabilidad de los que tiene que elegir al sucesor de Pedro. Tal vez se te ocurra pensar que la oración válida va a ser la de los conventos de clausura, la de tu párroco que es un santo o la de tu abuela que no se despega del rosario en todo el día. Tal vez pienses que la oración por el Cónclave es para los “expertos de la oración,” o para gente mucho más santa y buena que tú y que yo. No te engañes. La Iglesia, el Espíritu Santo, cuenta con tu oración. Cuenta con la oración de aquel que ha olvidado el padrenuestro por no rezarlo en años, con la oración de los niños, de los que se dicen descreídos o se confiesan ateos, pero en la oscuridad de su cuarto se pelean con Dios. Cuenta con la oración de las mujeres que pierden su vida en la prostitución, pero no han perdido su fe. Cuenta con la oración del quinqui, del marrullero, del estafador, del mentiroso, del explotador, del homosexual enfadado con la Iglesia, del blasfemo, de los que viven en pecado, de los que no se acuerdan de Santa Bárbara ni cuando truena, del putero, del ludópata y de la adúltera. Del agonizante, del enfermo y de su enfermera. La Iglesia cuenta con todas esas oraciones, tal vez imperfectas en su forma, tal vez vacilantes, pero oración por la elección del Pescador.

Y por supuesto cuenta con tu oración. Cuando en estos días todos nos convertimos en unos pequeños vaticanólogos piensa que a Dios no le interesa para nada tu opinión ni tus preferencias. El Espíritu Santo no va a organizar un congreso sobre el perfil que pedimos al Santo Padre…, los caminos de Salvación ya están en la mente de Dios, lo que importa es que la libertad de los hombres no nos interpongamos en los planes de Dios. Y para eso hace falta rezar y poner a muchos a rezar.

Que Santa María, Madre de la Iglesia, la proteja y guarde.