Creo que en uno de los comentarios que escribí, pero no se publicaron, comentaba que ya había vuelto con regularidad a los centros de reclusión menores. Con los chavales que quieren hablar conmigo hablamos de Dios sin tapujos, directamente, y muchas veces me preguntan por cuestiones de la Biblia que han leído en su aburrimiento o en su búsqueda. Muchas veces no entienden pasajes de la Biblia y, sinceramente, yo tampoco. Biblistas tiene la Iglesia que ya se encargarán de liarlo todo. Pero lo que sí tienen es un sentimiento de que esa palabra les trasmite algo nuevo, esperanza, ilusión, ganas, compañía en la soledad.

“¿Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?” La Iglesia nos guía en la interpretación de la Sagrada Escritura, no para entender cada palabra y cada situación, que no es necesario, aunque sí bueno, sino que nos ayuda a confiar, a dejar que la Palabra de Dios vaya calando en nuestro corazón, sabiendo que vamos desgranando la alianza de Dios con los hombres, alianza que ya nadie podrá romper. Muchas veces nos acercamos a la Palabra de Dios con rutina, hastío o desgana sin darnos cuenta que es una llamada de Dios a nuestro corazón: “Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado”. En ocasiones podemos pensar “A ver qué saco de la Palabra de Dios” y lo que tenemos que pensar es “a ver qué saca Dios de mí con esta palabra”.

Y la Palabra de Dios va íntimamente unida a la Eucaristía. Cuando leo algún buen libro o un artículo interesante me gustaría conocer al autor (luego no conozco a nadie, soy muy cazurro para estas cosas). Pero el autor de la Palabra de Dios ha querido unirse a nosotros, no dejarnos solos. “El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”. En la historia ha habido grandes santos que han interpretado la Sagrada Escritura de manera sublime no por sus muchos estudios, sino por su cercanía con la Eucaristía.

De todas maneras siempre es aconsejable tener un buen director espiritual, que sin duda te acercará a la Palabra de Dios y a la Eucaristía. Tal vez no te de clases de exégesis, pero te ayudará a que vaya calando en tu corazón, vayas intimando con Cristo y comprendas en profundidad el plan de Dios.

¿Entiendes lo que estás leyendo? Pues tal vez no del todo, pero me fío, como se gió la Virgen.