Ayer por la mañana fui a por una cosa al coche y no me abría las puertas con el mando de la llave (es un coche pequeñajo, eh!, pero con mando en la llave). Abrí la puerta como toda la vida, con la llave en la cerradura e intenté arrancar: Ningún ruído, sonido o vibración. Estaba más silenciosos que mi tío abuelo Wenceslao, en paz descanse. Así que después de Misa lo intentamos arreglar cargando la batería con unas pinzas. Arrancó, dimos una vuelta en la que la electricidad iba y venía. Paramos en la puerta del taller y ya no volvió a arrancar. Por la tarde me dicen que es la batería y el alternardor (ya me han fundido el sueldo de este mes). Como el alternador -que hace que la batería se recargue-, estaba roto ha llegado un momento en que la batería se ha agotado completamente y el coche ni arranca.

“Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.” La vida del cristiano es un envío, y si no nos sentimos enviados y estamos muy cerca de aquel que nos envía, la batería se nos irá descargando. El Señor nos pide la inteligencia del que se deja guiar por el Espíritu Santo, no la inteligencia de los que se creen listos o espabilados para este mundo.

Si uno no se sabe enviado por Dios, y por tanto con toda la gracia para afrontar todas las dificultades, poco a poco se irá cansando. Y se cansará porque en el fondo irá buscando el reconocimiento, el aplauso a su labor, y el mundo le pagará con desprecios. El mundo no aplaude a los que no son de los suyos. Ir contar corriente agota mucho. Por eso hay que pararse, mirar a Jesucristo y decirle: “¡Señor! ¿quieres esto? Pues dame la gracia para vivirlo. Entonces ya puede venir el mundo, vitorearnos o escupirnos, que seguiremos adelante sabiendo de quién nos hemos fiado. Los patriarcas se fiaron de Dios, contra toda esperanza, y vieron cumplidas las promesas.

Un cristiano sin oración, y una oración que no se hace caridad, es un cristiano con el alternardor roto. ¡Cuántos cristianos y sacerdotes han vivido de su oración de los años jóvenes hasta que de pronto no encontraban fuerzas para seguir! Y cuántos mayores nos enseñan que avanzando lso años lo que queda es la oración.

Esta tarde iré (bueno, espero que me lleven), a la coronación canónica de Nuestra Señora de los Prados, patrona de Garganta de los Montes. Coronar a la Virgen significa ponerla a ella como reina de nuestra vida, de su mano iremos a la oración y ala acción y con ella nada tendremos que temer. Enviados y dispuestos.