En ocasiones hay cosas que se terminan y casi no te has dado cuenta de que han empezado, cuando miras le reloj te asombras del tiempo transcurrido. Esto puede pasar principalmente por dos cosas: Una, que estés disfrutando de un buen momento. Cuando uno está disfrutando de algo, pone en ello sus cinco sentidos y se va apasionando el tiempo vuela. Dos: Que ni te hayas dado cuenta de que ha empezado y te sorprendan los aplausos del final e incluso te despierten de una cabezadita que estabas echando. En cualquiera de los dos casos los acontecimientos ocurren muy deprisa, pero ojalá fuese siempre por el primer motivo.

Los apóstoles le pidieron al Señor:

-«Auméntanos la fe.»

Seguimos en el año de la fe, parece que hace mucho que empezó, pero todavía quedan unos cuantos días. Tal vez lo estemos disfrutando mucho y nos parezca que fue ayer cuando empezó. O tal vez la noticia de su clausura nos pille de sopetón y nos acordemos que hace unos meses el Papa Benedicto convocó a todos los cristianos para renovar la fe, para pedirle al Señor que nos aumente cada día la fe. Tal vez hayamos ido a la pila de nuestro bautismo y hayamos lucrado indulgencias…, o tal vez no. Pues siempre s tiempo: “Auméntanos la fe”.

¿Y cómo comprobar si hemos vivido bien el año de la fe? “Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: «Lo siento», lo perdonarás”. ¿Soy más misericordioso que hace un año? ¿Evito el escándalo a los más pequeños? ¿Tengo una caridad más ardiente? ¿Soy más piadoso y más valiente en defender la fe? Tal vez sí, tal vez no…., pero Dios seguirá haciendo su labor en nosotros si le dejamos.

“Amad la justicia, los que regís la tierra, pensad correctamente del Señor y buscadlo con corazón entero.

Lo encuentran los que no exigen pruebas, y se revela a los que no desconfían.

Los razonamientos retorcidos alejan de Dios, y su poder, sometido a prueba, pone en evidencia a los necios.

La sabiduría no entra en alma de mala ley ni habita en cuerpo deudor del pecado”.

Nos quedan unos días del año de la Fe y la sabiduría de Dios puede asentarse en nuestro corazón. Desecha la idea de que no es para ti, que tal vez otros. Acércate hoy a la parroquia más cercana, ponte de rodillas ante el Sagrario y pídele humildemente al Señor que te aumente la fe. Lo hará. Ten confianza.

Miramos a María nuestra Madre, la mujer de fe, que nunca dudó de la acción de Dios . Ella arrancará muchos milagros a su Hijo por nosotros. El año se va acabando, comienza algo nuevo.