Comentario Pastoral
LA MOSTAZA, LA LEVADURA Y LA CIZAÑA

El evangelio que se lee este domingo también va de parábolas. Nada menos que tres. La central es la de la cizaña, seguida de dos semejanzas paralelas: el grano de mostaza y la levadura, finísimos símbolos de las características del Reino instaurado por Jesús.

La fuerza de las imágenes está en el contraste entre la semilla casi microscópica o lo exiguo de la levadura y la inmensidad del árbol o de la masa fermentada. El Reino de los cielos ha comenzado de manera insignificante con un «pastor» contestado y crucificado, y un pequeño rebaño; pero con una fuerza capaz de alterar y revolucionar la historia. El crecimiento es su dinamismo eficaz desarrollado en medio de luchas dramáticas. En el campo de la historia se contraponen el amo y el enemigo, el grano y la cizaña, el arrancar o el dejar sobrevivir hasta el final.

La parábola de la cizaña muestra dos enseñanzas fundamentales: la presencia del mal junto al bien, la necesidad de la paciencia. Los puritanos, los fogosos, los intransigentes quieren que el mal desaparezca, que llueva fuego sobre los perversos, que el hacha corte el árbol sin frutos. Esto es un peligro que puede derivar hacia un fariseísmo cristiano, que sueña comunidades perfectas y separadas. Es conveniente vivir de frente o al lado del mal sin pensar obsesivamente en su destrucción; recuérdese que Jesús fué amigo de publicanos y pecadores, que dialogó y comió con ellos y con personas justas y piadosas. En toda circunstancia fué más médico que juez,

La misteriosa mezcla de bien y mal, de esplendores y de miserias que es la historia y la humanidad, es también el campo para una paciente acción del Reino y de la Iglesia. No todo desembocará en ruina, sino en una triunfal «cosecha» de Dios, que hará brillar todo el bien diseminado en los siglos y en las tierras diversas de nuestro mundo.

No deja de ser interpelante comparar la paciencia de Dios, libre de intransigencias y radicalismos, con la impaciencia de muchos creyentes, que se hacen jueces implacables para defender la pena de muerte y la tortura con fines ejemplares.

Andrés Pardo

 

Palabra de Dios:

Sabiduría 12, 13. 16-19 Sal 85, 5-6. 9-10. 15-16a
san Pablo a los Romanos 8, 26-27 san Mateo 13, 24-43

Comprender la Palabra

La Sabiduría ha acompañado todas las etapas de la historia salvífica de Israel. El autor adopta un método, habitual en tiempos de Jesús, que consiste en actualizar para el momento presente una palabra o un acontecimiento del pasado de Israel con la finalidad pedagógica de iluminar este momento presente y ofrecer su verdadera significación y valor del mismo. La lectura nos reconduce a la experiencia de Israel en Egipto y, más concretamente, al castigo progresivo y moderado de los cananeos.

La soberanía de Dios, por ser universal, es justa. Dios, excelente pedagogo, actúa de modo adecuado: a quienes se abren sinceramente a su poder y soberanía los conduce por el camino de la paz; a los que desconfían o ignoran su soberanía la realiza con fuerza y energía. Dios manifiesta su poder en el perdón y en la indulgencia. El Pueblo de Dios, a imitación de su Dios bienhechor, debe adoptar en su relación con los demás pueblos un generoso humanismo. En la historia el pueblo no respondió a este programa. La lección, que el autor quiere inculcar a sus lectores, es que la verdadera fe en Dios conduce a una actitud humanitaria en aquellos que aceptan esta fe y tratan de vivirla con coherencia.

Continúa la lectura, un domingo más, de la Carta de san Pablo a los Romanos. El hombre se ve arrastrado por un gran deseo de vida y de felicidad, pero no atina fácilmente a dar con el camino que le conduce a satisfacer este deseo. La respuesta se le ofrece en Jesús, y es necesario conectar con esa respuesta, tarea que ha sido reservada para el Espíritu. La presencia y actuación del Espíritu es imprescindible para encontrar la luz que dirige los pasos del hombre por la senda adecuada. El propio Espíritu asume nuestros anhelos y deseos y los hace suyos, pero dirigiéndolos por el camino de la verdad y la fecundidad.

El evangelio sigue proclamando el discurso parabólico. El texto de este domingo incluye tres parábolas y la explicación de la parábola de la cizaña. La primera parábola (el trigo y la cizaña) tiene un sentido muy preciso: la coexistencia de buenos y malos en la etapa actual del reino, es espera del reino perfecto. Las otras dos (el grano de mostaza y la levadura) tiene un tema común: los comienzos del reino son humildes y ocultos, pero se convertirán en una realidad universal capaz de acoger a gentes de toda raza, lengua, pueblo y nación.

El narrador de la parábola quiere inculcar a sus oyentes como en el desarrollo de la historia, en el camino, los hombres se decantan por el bien o por el mal. Pero el hombre es algo más hondo, es algo más importante para Dios, de ahí la necesidad de dejarlos coexistir, ya que siempre queda la esperanza de salvación. Y Dios, en Cristo Jesús, se manifiesta al mundo como el Salvador universal que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. La visión que tiene el creyente del hombre como imagen de Dios y destinado a ser su hijo en Jesucristo ha de ser tenida en cuenta por los colaboradores en este proyecto salvífico de Dios. El Evangelio está destinado a perfeccionar al hombre no a destruirlo, de ahí que a nosotros no nos toca el juicio, sino el cuidado de la siembra.

Ángel Fontcuberta

 

al ritmo de las celebraciones


Solemnidad de Santiago apóstol

El apóstol Santiago, recibe el apelativo de Mayor, para distinguirlo del otro Santiago (el Menor) también perteneciente al grupo apostólico. Hijo de Zebedeo y hermano de Juan, el evangelista (cf. Mt 4,21; Mc 15,40), era uno de los discípulos más cercanos a Jesús (cf. Mc 5,37; 9,1; 14,33) y el primero en beber el cáliz del martirio en la Pascua del año 42 (cf. Hch 12,2). Según una venerable tradición predicó en España, a pesar del silencio de los antiguos Padres de la Iglesia hispana.

El año 830, Teodomiro, obispo de Iria, descubrió en Compostela el sepulcro del apóstol, dando comienzo desde entonces a las peregrinaciones (Camino de Santiago), que tanto auge tendrán entre los siglos X al XV. Esta fiesta litúrgica conoce varias fechas; la más antigua en occidente seb celebraba el 27 de diciembre. La iglesia copta la celebra el 12 de abril y la griega el 30 de mismo mes, sin duda por su proximidad a la Pascua. El Martiriologio Romano señala el 25 de julio como el día de la traslación de las reliquias de Santiago desde Jerusalén a España.

La liturgia de la Misa de Santiago no sólo contempla su martirio, sino su patrocinio sobre España. Jesús los llamaba «hijos del trueno», por su ímpetu. En un episodio del Evangelio Santiago y su hermano Juan, piden a Jesús los primeros puestos en su Reino. Ante la pregunta de Jesús de si eran capaces de beber el cáliz (Pasión) que él iba a beber, ellos respondieron que sí. Y así, fue, Santiago fue «el primero entre los apóstoles en beber el cáliz del Señor» (cf. Prefacio de la Misa; que recoge la narración de Hch 4,33; 5,12.27-33; 12,1: Primera lectura de la Misa). Santiago hizo suyas las palabras de san Pablo: «Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifiesta en nuestro cuerpo» (2 Cor 4,7-15: Segunda lectura). Así selló con la sangre la fe que había predicado con su palabra. Su martirio, participación en el bautismo salvador de la muerte de Cristo (cf. oración sobre las ofrendas) santifica y fortalece a la Iglesia española, que se acoge a su patrocinio: se pide a Dios, que consagró los primeros trabajos apostólicos con la sangre de Santiago, fortalezca por su martirio su Iglesia y España se mantenga, por su patrocinio, fiel a Cristo hasta el final de los tiempos (cf. colecta de la Misa).

 

 

Ángel Fontcuberta

Para la Semana

Lunes 21:
Miqueas 6,1-4.6-8. Te han explicado, hombre, lo que Dios desea de tí.

Sal 49. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

Mateo 12,38-42. Cuando juzguen a esta generación, la reina de Saba se levantará.
Martes 22:
Santa María Magdalena. Miq 7,14-15.18-20. Arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos.

Sal 84. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
El evangelio: Volumen V.

Jn 20,1.11-18. Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
Miércoles 23:
Santa Brígida de Suecia (l303-1373), religiosa, patrona de Europa.

Gálatas 2,18-20. Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.

Sal 33. Bendigo al Señor en todo momento.

Juan 15,1-8. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto.
Jueves 24:
Jeremías 2,1-3.7-8.12-13. Me abandonaron a mí, fuente de agua viva.

Sal 35. En tí, Señor, está la fuente viva.

Mateo 13,10-17. A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no.

Desde nona: Misa verpertina de la solemnidad de Santiago
Viernes 25:
Santiago, apóstol, patrono de España.

Hechos 4,33;5,12.27b-33;12,lb-2. Hizo decapitar a Santiago.

Sal 77. Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

2Corintios 4,7-15. Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús.

Mateo 20,20-28. Mi cáliz lo beberéis.
Sábado 26:
San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María.

Jeremías 7,1-11. ¿Creéis que es una cueva de bandidos el templo que lleva mi nombre?

Sal 83. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!

Mateo 13,24-30. Dejadlos crecer juntos hasta la siega.