Comentario Pastoral
EL AMOR ES LA PRINCIPAL PRIORIDAD

Existe hoy mucha dispersión y confusión provocada por la oferta de novedades competitivas, que hacen viejo lo que ayer valía. Se fabrican mil «slogans» publicitarios para resumir y anunciar lo bueno e importante. Está de moda acuñar frases lapidarias que sintetizan lo principal, en el plano comercial, político e incluso religioso. En tiempos de Jesús les interesaba conocer lo principal de la ley, y hoy sigue siendo también actual esta pregunta para discernir entre las prioridades de la fe cristiana.

En la misa de este domingo treinta ordinario se leen dos textos importantes de la Biblia sobre el discernimiento de las prioridades cristianas, uno tomado del Éxodo y otro de San Mateo. En el primero se recuerdan una serie de preceptos ético sociales que para el hebreo constituían una especie de bloque legislativo o códice de la alianza adaptado a la vida religiosa y social. El forastero, el huérfano y la viuda, y el pobre eran los ciudadanos privados del defensor. Por eso Dios los había asumido bajo su especial protección y la comunidad debía rodearlos de amor, porque el que oprime al débil ultraja al que lo ha creado.

El diálogo de Jesús con los fariseos, que nos presenta el evangelio de hoy, es un diálogo polémico y revelador de la originalidad absoluta del mensaje cristiano. El innato deseo de clasificación jurista de los rabinos había entresacado y catalogado en la Biblia seiscientos trece preceptos de diferente valor, sobre los que discutían constantemente los profesionales de la ley. Jesús más que presentar dos mandamientos principales, lo que hace es ofrecer la perspectiva de fondo, el ámbito formal, la atmósfera religiosa en que debe ser interpretada la ley. Para Cristo la dimensión vertical (Dios) y la dimensión horizontal (prójimo) son inextricables, se interfieren y vivifican mutuamente, de tal modo que constituyen el «ser» cristiano genuino y total. El amor no es sencilla simplificación de la multiplicidad de prescripciones, sino la llave maestra de la Ley y de los Profetas.

Sabemos que amamos a Dios cuando somos conscientes de que amamos al prójimo, sobre todo al más débil. Desde los tiempos del Éxodo los que más sufren son los emigrantes forzosos, las viudas sin trabajo, los huerfanos desamparados; los pobres que carecen de todo. Ellos son primordialmente «los prójimos” los privilegiados de Dios. Muchos de ellos sufren sin esperanza, por eso solo tienen abierta la puerta de la desesperación. Sin embargo, cuando se encuentran con el amor cristiano auténtico entonces brilla para ellos la luz de un amanecer que da sentido a su vida. Todo amor que no es constante, genera ilusiones transitorias, no es cristiano.

Andrés Pardo

 

Palabra de Dios:

Éxodo 22, 20-26 Sal 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 5lab
San Pablo a los Tesalonicenses 1, 5c-10 San Mateo 22,34-40

Comprender la Palabra

La primera lectura está tomada del Libro del Éxodo, y su contexto en conjunto es la exposición de la alianza y las leyes fundamentales de Israel. El texto se centra en las leyes sociales que deben contribuir a una convivencia pacífica. También la Palabra de Dios alcanza al orden social y justo en las relaciones humanas.

Hay tres aspectos que deben ser particularmente sensibles al legislador: la opresión, la explotación y las prestaciones usureras. Con estas determinaciones la legislación entra en el corazón de las relaciones sociales. Las viudas, huérfanos y los forasteros son los más débiles y los más indefensos porque carecen de recursos suficientes. Nadie debe ser oprimido, vejado o explotado injustamente. Hay que hacer desaparecer todo tipo de usura en las relaciones económicas entre los miembros del pueblo. Ciertamente no es fácil en la estructura económica de nuestra sociedad detectar y resolver el gravísimo problema de la usura e intereses injustos. Pero la actitud fundamental que deben adoptar los discípulos de Jesús sigue vigente.

La segunda lectura, tomada de la primera Carta a los Tesalonicenses, continúa el mismo tema del domingo anterior. Esta Carta ha sido escrita para alentar a los cristianos de Tesalónica y para completar la evangelización, especialmente en lo que concierne a la vuelta del Señor. El apóstol recuerda las tribulaciones y persecuciones que tuvo que sufrir por motivo de la evangelización; pero todo fue para bien. El discipulado no consiste solamente en aprender la doctrina de los maestros, sino también las imitaciones de sus actuaciones y actitudes; por lo que Pablo alaba el que los tesalonicenses siguieran el ejemplo de los apóstoles y el del propio Señor. Los fieles de esta comunidad han imitado de Pablo la integridad en la fe y la valentía frente a las dificultades. Y el ejemplo del Maestro que también pasó por dificultades, persecución, desprecio y la muerte. Ahora ellos mismos experimentan lo que significa ser discípulos de Jesús de verdad y en realidad.

El texto evangélico pone de manifiesto una de las cuestiones que marcaban las discusiones de los rabinos: ¿Cuál es el mandamiento principal de la Ley de Dios? La respuesta de Jesús corresponde a la pregunta de alguien que le dice: ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Y Jesús le remite a los mandamientos comenzando por el primero. Para hacerlo comprender de una forma plástica narra la parábola del buen samaritano.

La respuesta de Jesús remite a la confesión de fe en el Dios único y verdadero, previa a la comprensión del mandamiento del amor a Dios sobre todo y sobre todas las cosas. Así mismo, Dios quiere ser reconocido y amado con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas (con cuanto posea el hombre: riquezas, etc.). A esta exclusividad del amor fraterno o al prójimo en el contexto y en la esfera del amor de Dios. El amor universal y sin fronteras es una novedad del Evangelio que sigue teniendo vigencia también hoy.

Ángel Fontcuberta

 

 

Al ritmo de las celebraciones


Conmemoración de los Fieles Difuntos

La religiosidad popular ha unido el culto a los santos y el recuerdo de los fieles difuntos, por la cercanía temporal de ambas celebraciones litúrgicas.

La Conmemoración de todos los Fieles Difuntos se remonta al año 998, cuando el abad Edilón de Cluny dispuso que en todos los monasterios sujetos a su jurisdicción «se recordara a las almas del Purgatorio para aliviarlas de sus penas y alcanzarles de Dios purificación e indulgencia», escogiendo la fecha del 2 de noviembre por su proximidad a la Solemnidad de Todos los Santos.

Esta conmemoración se extendió a toda Europa por el influjo de los monjes de Cluny. En el siglo XIV se introduce en la liturgia de Roma. En España parece que existía una celebración análoga en la liturgia hispánica. El mismo San Isidoro de Sevilla (+636) manda en la Regla de los monjes que el día posterior a Pentecostés «se celebre el santo sacrificio por los espíritus de los difuntos, a fin de que, participando de la vida bienaventurada, reciban más puros sus cuerpos el día de la resurrección». Así mismo, surge en España la costumbre de celebrar tres Misas el día 2 de noviembre, esta costumbre fue confirmada por el Papa Benedicto XIV en 1748. El Papa Benedicto XV en 1915, extendió esta costumbre a la Iglesia universal.

El Misal Romano publicado en 1970 mantiene los tres formularios para las Misas del día 2 de noviembre, con la rúbrica de que «pueden elegirse a gusto del celebrante». Estos formularios han sido renovados casi en su totalidad; las colectas son nuevas y recogen el sentir de la fe de la Iglesia en la vida eterna a partir del Misterio Pascual de Cristo.

En cuanto a las Lecturas se recomienda se escojan aquellas que hagan referencia en plural sobre los fieles difuntos. En cuanto al Prefacio se puede escoger entre los que se proponen como propios para las Misas de los Difuntos.

 


Ángel Fontcuberta

Para la Semana

Lunes 27:
Efesios 4,32-5,8. Vivid en el amor como Cristo.

Sal 1. Seamos imitadores de Dios, como hijos queridos

Lucas 13,10-17. A éste, que es hijo de Abrahám, ¿no había que soltarle en sábado?
Martes 28:
San Simón, «Zelotes», y San Judas, Tadeo, apóstoles.

Efesios 2,19-22. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles.

Sal 18. A toda la tierra alcanza su pregón

Lucas 6,12-19. Escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles.
Miércoles 29:
Efesios 6,1-9. No como quien sirve a los hombres, sino como esclavos de Cristo.

Sal 144. El Señor es fiel a sus palabras.

Lucas 13,22-30. Vendrán de Oriente y Occidente v se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Jueves 30:
Efesios 6, 10-20. Tomad las armas de Dios, para poder mantener las posiciones.

Sal 143. Bendito el Señor, mi Roca

Lucas 13,31-35. No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.
Viernes 31:
Filipenses 1,1-11. El que ha inaugurado sobre vosotros una empresa buena, la llevará adelante hasta el día de Cristo.

Sal 110. Grandes son las obras del Señor.

Lucas 14,1-6. Si a uno se le cae al pozo el burro o el buey, ¿no lo saca aunque sea sábado?
Sábado 1:
Todos los Santos, Hoy celebramos la Jerusalén celeste, donde eternamente alaba a Dios la asamblea festiva de todos los santos, nuestros hermanos.

Apocalipsis 7,2-4.9-14. Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lenguas.

Sal 23. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor

1Juan 3, 1-12a. Veremos a Dios tal cual es.

Mateo 5,1-12a. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.