Se ha puesto de mi moda en la parroquia una expresión nada española: “Agendado.” Cuando convocamos alguna reunión por correo electrónico siempre hay alguien que contesta: “Agendado.” El primero que lo puso suscitó una discusión en red sobre si era o no era una expresión correcta. Sólo había que recurrir al diccionario para saber que no existe en castellano, pero se ha asentado en mi parroquia como un neologismo. Como son padres de familia lo agendado puede desagendarse unos minutos antes por la enfermedad de un hijo, un compromiso de la mujer o del marido o cualquier acontecimiento importante que pasa en sus vidas. Aún así, con tantas ocupaciones, son bastante fieles a lo agendado, aunque su agenda no es inamovoble. Hay quien vive pegado a la agenda y lo que no está apuntado no existe o se convierte en misión imposible.

“Jesús replicó: -«No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? » Contestaron: -«Lo somos.»” No entraría en la agenda de Santiago y Juan el martirio y no lo habrían apuntado en ella si no fuese porque fueron palpando el amor de Cristo en su vida que les llevó a amar a los demás por Dios, hasta dar la vida. Juan fue mártir en vida.

Santiago, patrón de España, nos enseña a modificar la agenda. Tristemente parece que hay algunos que tienen muy apuntado en su agenda (hoja de ruta, lo llaman), todos los pasos necesarios para acabar con España como nación, con sus tradiciones y costumbres y alejarla de la fe. Como todas las ideologías tiene unos pasos concretos y precisos. ¿Cómo acabar con esta situación? “Desagendando” y las cosas se caen de la agenda por la caridad, por las obras de misericordia. Ni Santiago, ni Juan ni su madre tendrían previsto cuál iba a ser el devenir de su vida. Conocieron a Cristo y este los fue llevando “a donde no querían.” Por eso, a pesar de las dificultades se dan cuenta que “El tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.” Puede parecer tonto y poca cosa, pero estas vacaciones deja que marque tu agenda el “obedecer a Dios antes que a los hombres.” Puedes haber programado las vacaciones con todo cariño con tu familia, ir de un sitio a otro y aprovechar al máximo estos días. Pero si descubres que tus hijos se están aburriendo y no les gusta tanto lo que pensabas que era estupendo, o tenéis que cambiar vuestros planes –estupendos, fabulosos y santos-, por visitar a un enfermo o enterrar a algún familiar difunto, no dudes en cambiar tus planes. Tal vez cueste algo, pero ten por seguro que Dios te lo premiará. Los hijos verán que lo que prima en el corazón de los padres no es la eficacia, sino la caridad, y así se conmoverán. No pasa nada por remodelar la agenda, tal vez se duerma algo menos, pero mucho más a gusto. Y la caridad desmantela los planes de los malvados y los desconcierta, y cambia la historia y la salva.

Dentro de no mucho vamos a comenzar un año –convocado por el Papa Francisco-, de la misericordia. Sería una cosa estupenda –yo le voy a dedicar una predicación de domingo a cada una-, que repasáramos las obras de misericordia espirituales y corporales y les diéramos un nuevo empujón.

Santiago, patrón de España, alentado por María en las orillas del Ebro a seguir evangelizando, concédenos que ante la ola de indiferentismo y desprecio de la fe en que vivimos haya una verdadera inundación de caridad, de fe, de esperanza…, aunque “desagende” nuestros horarios.

Por si hay alguien tan vaguete que no quiere buscar las obras de misericordia aquí os las dejo:

OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA

  1. Dar de comer al hambriento
  2. Dar de beber al sediento
  3. Dar posada al necesitado
  4. Vestir al desnudo
  5. Visitar al enfermo
  6. Socorrer a los presos
  7. Enterrar a los muertos

 

OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA

  1. Enseñar al que no sabe
  2. Dar buen consejo al que lo necesita
  3. Corregir al que está en error
  4. Perdonar las injurias
  5. Consolar al triste
  6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás
  7. Rogar a Dios por vivos y difuntos