No se si os habréis dada cuenta la necesidad que la mayoría de las personas tienen de sentirse especiales, únicas, elegidas por algún motivo entre todos. Nosotros sabemos que somos únicos porque somos amados personalmente por Dios. Pero, curiosamente, esta es una experiencia que las personas pueden tardar mucho en tenerla, en darse cuenta de ello.

Jesús nos dice hoy en el evangelio de San Juan que nadie viene a mi si no lo atrae el Padre. Elías también fue elegido por Dios. Esta elección nace del amor misterioso de Dios que no quiere nada de nosotros, sino que sencillamente, nos quiere. No estamos acostumbrados a ello y, hoy en día cada vez menos, porque se está perdiendo el sentido y la forma de amar verdaderamente a las personas, o sea, como Dios nos ama. Sabemos que desde niños podemos descubrir esta forma de amar en nuestros padres y en los abuelos, por ejemplo. La pena es que muchos no han sido amados así por problemas en sus familias o progenitores.

También, es bastante común, ya en la adolescencia, que nos olvidemos de esta experiencia de amor verdadero y nos metamos por caminos erróneos que nos lleven en la adultez a no saber amar así o a creernos invisibles o diluidos en la “masa” para los demás. Esto puede ser causa de no superar la primera crisis de fe importante con la adolescencia que nos lleva a apartarnos del Señor. Ello conlleva alejarnos voluntariamente de su Amor y corremos el peligro de olvidamos de que somos elegidos y no aprender y madurar en la experiencia de esta elección.

Por causa de esta ignorancia en nuestra fe, el ambiente nos va absorbiendo, engañando e imponiendo una serie de ideas falsas, superficiales y según la moda del momento, sobre como debemos ser especiales o conseguir una serie de metas egoístas para tener éxito y ser único en la masa. Lo mejor de todo es que ya “lo somos”, no hay que hacer nada para que nadie te lo conceda o conseguirlo, Dios nos ha creado así y nos ama así, tal y como somos, únicos; nos ha sido dado gratuitamente.

No se si te has sentido alguna vez así o si ahora te sientes identificado. Pero si es así, San Pablo nos ayuda con unos consejos en esta carta a lo Efesios de la liturgia de hoy. Sigue dando estos pasos en tu vida para acercarte más a Él y, sobre todo, para que aumente tu fe, y así, cada día te sentirás más elegido o elegida. Esta experiencia es fundamental para los cristianos y hace milagros en las personas. Realmente cambia tu vida y lo hace profundamente, si no tienes miedo a seguir el camino que él te va mostrando. Jesús también nos dice que yo soy el pan de la vida, participar en la Eucaristía es la mejor ayuda para acercarte a Él y estar preparado para recibirla será tu mejor experiencia de este amor. Fíjate en la experiencia del salmista en el salmo 33, el comparte como ha sido descubrir esto. Léelo una y otra vez, escucha en tu interior y expresa lo que sientes en tu oración con estas u otras palabras.

No te preocupes más, somos elegidos, os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna.