Va a hacer tres años que el templo está terminado (menos el carpintero, ese vive a su ritmo). No es mucho tiempo, es una parroquia nueva. Sin embargo mucha gente que la ve me dice: “Vaya parroquia le han hecho aquí” como si se tratase de sembrar una semilla mágica que en vez de habichuelas diese parroquias. No saben muchos ya la cantidad de trabajo que hubo, y hay, de tanta gente.

He perdido las veces que me ha tocado escribir comentarios sobre la profecía de Jonás. No me importa nada, es un libro de la Biblia que me encanta y siempre me dice cosas nuevas.

De nuevo vino la palabra del Señor sobre Jonás:

-«Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te dijo.»

Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor.

Parece Jonás tan obediente sin escuchar los relatos de sus quejas, de su huida, de su breve estancia en el vientre del cetáceo que le lleva en la dirección correcta, que parece una historia de victoria y triunfo de Dios y Jonás. Muchas veces las historias las leemos así, desde el final, sin darnos cuenta de los trabajos intermedios, los sufrimientos, meteduras de pata, equivocaciones, negaciones, cansancios, incluso pecados y pequeñas victorias , que llevan al final de la historia. Podemos ver a alguien piadoso y pensar que tiene un gen especial que le ayuda a rezar mejor…, y no sabemos la cantidad de horas de sequedad y reclinatorio que ha habido antes. Una persona es especialmente caritativa y pensamos que tiene mucho tiempo libre, y no descubrimos cómo se multiplica para atender a su familia, su trabajo, su piedad y a los necesitados. Nos suele pasar así.

Ya ha comenzado el Sínodo sobre la familia. Podemos esperar sentados a ver si sacan un documento (o no) final o a leer las noticias de prensa sobre las intervenciones de los padres sinodales. O podemos participar en el Sínodo con una oración intensa por todos y cada uno de los que participan. Tienen muchas horas de reuniones y eso mata la piedad )por eso el demonio se encarga de tener a los curas reunidos todo el día con alguna cosa). Pues mientras ellos hacen de Marta nosotros hagamos de María. A fin de cuentas todo queda para la familia que es la Iglesia. Seguro que todos los que están en el Sínodo hacen muchas horas diarias de oración – a pesar de las reuniones-, pero con las nuestras completaremos lo que falta para que, como María, estén escuchando a los pies de Jesús lo que Él les quiere decir, no se estén escuchando unos a otros y mucho menos escuchando lo que quiere el mundo tan lejos de Dios. Nos toca estar en el vientre de la ballena para que Dios nos haga desembarcar en su orilla, no en otra. Es un tiempo de gracia para toda la Iglesia que no podemos dejar pasar a golpe de titulares.

Que Marta, María y Lázaro, en la escuela de la santísima Virgen, nos ayuden a llegar a buen puerto para anunciar la conversión a los pecadores, el día de gracia del Señor.