Santos: Juan Leonardi, presbítero; Dionisio, Rústico, Eleuterio y Domnino, Inocencio de la Inmaculada, Cirilo Beltrán y mártires de Turón, mártires; Dionisio Areopagita, Arnoaldo, Gisleno, Lamberto, Valerio, Demetrio, Nidgar, obispos; Diosdado, Andrónico, abades; Luis Beltrán, Pedro el Gálata, confesores; Atanasia, Publia, abadesas; Abrahán y Lot, patriarcas; Teodofrido, Sabino, monjes.

Santo patrón de Francia y primer obispo de París. Por san Gregorio de Tours, en su Historia francorum (Historia de los francos), sabemos que Dionisio vino de Roma a París, en el siglo ii, para predicar el Evangelio a los galos y, tras instalarse en una isla cerca de la actual ciudad de París, realizó numerosas conversiones.

Su arresto fue ordenado por el gobernador romano de esta parte de la Galia, y Dionisio y dos compañeros –un sacerdote llamado Rústico y un diácono llamado Eleuterio–, que eran sus colaboradores próximos, fueron torturados y decapitados a las afueras de la ciudad.

De acuerdo con la leyenda dorada que es de dudosa historicidad, Dionisio se incorporó tras su ejecución y caminó cierta distancia llevando su cabeza en las manos, como queriendo demostrar sus ansias evangelizadoras. Según otros relatos, igualmente de dudosa autenticidad, los cuerpos de los tres mártires fueron arrojados al Sena, de donde fueron recuperados por una mujer cristiana llamada Catulla, que les dio sepultura.

Más tarde se construyó una capilla sobre sus tumbas y en el año 626, en el mismo lugar, Dagoberto (el futuro rey de los francos) fundó la abadía de Saint-Denis.

Dicen que fue el primer obispo de París, y San Dionisio es identificado con frecuencia con Dionisio el Areopagita.

La iconografía lo representa, por lo general en medallones y cuadros, en el momento en que va caminando con la cabeza en sus manos, dispuesto a proclamar el sermón.