Ayer me fijé que hay comentaristas a estos Evangelios que ponen fotos en sus entradillas (se ve que no los miro mucho). Esa es una novedad para mi y cualquier día me animaré a hacerlo, pero no va a ser hoy, no va a ser esta semana. Acabo de terminar el despacho parroquial y he apuntado cinco bautizos y hecho dos expedientes matrimoniales. E viernes fue al revés, cinco expedientes y dos bautizos. Los más graciosos son los novios cuando vienen por primera vez y cuando les preguntas cuándo se van a casar te dicen una fecha de julio de 2018…, o más adelante. ¡Ya pueden cuidar su relación! Dos años preparando una boda tiene que ser agotador, pero si quieren preparase para toda su vida es poco tiempo. La vida da muchas vueltas y lo que apuntamos en la agenda puede cambiar todo mañana. Gracias a Dios la agenda de la parroquia está repleta en los próximos dos meses y luego casi vacía, ya se irá llenando mes a mes. cada día tiene su afán.

«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu» Soy bastante enemigo de las programaciones o previsiones a largo plazo, todo puede cambiar en un instante. Está bien tener en nuestro programa el llegar al Cielo y cumplir siempre y en todo la voluntad de Dios. Está bien el querer ser siempre fiel al sacerdocio o al matrimonio y poner cada día los medios para conseguirlo. Incluso está bien el ciclo litúrgico que cada año nos recuerda las fechas de las fiestas de la Iglesia que se celebran estemos o no estemos nosotros de humor. Incluso, es más, está bien programar el año entero, desde la peregrinación a tierra santa en Diciembre a las fechas de las primeras comuniones en mayo, pero eso es para ayudar a los demás. Incluso diré que está bien el planificar cada semana e incluso cada día: cuándo voy a rezar el breviario, qué cosas tengo que hacer ese día, a qué hora me levanto y a qué hora me acostaré. Está bien organizar, pero sin fanatismos. El Espíritu Santo puede cambiarte la vida y los planes en un momento y si es por caridad o misericordia no tiene que importarnos lo más mínimo.

¿Puedo tener mis planes de boda y descubrir que el Señor me llama al sacerdocio o a la vida consagrada y ponerlo todo del revés? Pues sí, y no pasa nada. ¿Puede ser que tenga un trabajo importantísimo y lo deje todo pues se ha puesto enfermo un hijo? Por supuesto y eso es lo más importante. ¿Puedo estar abducido por el trabajo y descubrir que Dios quiere que me vaya con mi esposo a pasar un fin de semana pues el matrimonio se está debilitando? Pues adelante con ello. ¿Descubro que el Señor quiere que me retire unos días de Ejercicios? No tengas miedo a buscarlos de verdad en tu agenda. “El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común”. Tal vez lo más nuestro sea el tiempo, no temas en dárselo al Señor y Él te mostrará en qué conviene invertirlo.

Estamos en Pascua, la verdadera alegría se encuentra cuando se entrega lo que se tiene. María entregó su vida, San José también, los Apóstoles tardaron en comprenderlo pero lo hicieron, ¿te vas a guardar tu algo?… Me voy a programar el día de mañana.