Repetimos mucho del refranero español el refrán: «Las apariencias engañan». Y es verdad. Muchos se mueven en su vida por las apariencias, porque para ellos «el fin justifica los medios». Ayer, cenando con un amigo, fui testigo de un intento de estafa a mi amigo por parte de una persona que le había comprado su coche. Son estos que ponen propagando en los parabrisas con la publicidad «Te compro tu coche al contado». Mi amigo se lo vendió y ahora intentaba recuperar lo que le dio y quedarse con el coche, argumentando que le había engañado y lo había dejado tirado. En la conversación por teléfono con él, fui testigo de las artimañas y «malas artes» que estaba utilizando esta persona para engañar a mi amigo. Todo un juego psicológico en el que todo valía, empezando por la mentira sin límites. Y ello por dinero. Gracias a que mi amigo es honesto, sereno e inteligente, con respeto y mansedumbre, fue llevando la conversación y desmontando todos los argumentos del estafador hasta llevarle a un callejón sin salida.

Ahora entiendo el pasaje del evangelio de hoy. Todas estas personas que viven de las apariencias, de mentir, de estafar… son los que desfallecerán por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, los que están muertos de pánico por la llegada final del Señor, los que temen este desenlace que nos presenta la Sagrada Escritura como tremendo. Todo lo contrario de lo que viven las personas que como mi amigo, intentan seguir fielmente al Señor como discípulos. A estos Jesús les dice: cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.

No nos queremos convencer. Todo lo que va en contra del plan de Dios, del amor, desaparecerá, será aniquilado definitivamente; el mal, el sufrimiento, la mentira, la ofensa, el dolor, etc, desaparecerán al final, hasta la muerte. Eso es esperanzador, quien de nosotros no desea que se haga realidad. Los que buscan el Reino de Dios y luchan por vivirlo ya, el alcanzarlo es una auténtica liberación. Tú ¿en que grupo estás? ¿En los que tienen mucho que temer? ¿O en los que no hay nada que ocultar ni temer? La vida nos va a poner a todos en su sitio porque la Verdad sigue el plan de Dios que tendrá su desenlace final. Por lo que creemos y somos, debemos alegrarnos y alzar la cabeza. Todo va a tener un final muy feliz en el Señor, ¿que temes?