Cuando trabajas y tienes una responsabilidad de equipo, o llevas adelante un proyecto, es muy importante sacarlo adelante y terminarlo. Si no, eres irresponsable y negligente. Puede haber un sin fin de causas y motivos que pueden dificultar la realización de un responsabilidad o un proyecto. Por ello, siempre se planifica y se tiene en cuenta que habrá imprevistos, afrontando todo lo que suceda. Todo esto cuesta esfuerzo y trabajo, y las personas ponemos en juego las capacidades y dones que tenemos.

En la vida, tenemos nuestro proyecto personal que sacamos adelante, nosotros mismos, con la ayuda del Señor y de los demás. Además, este proyecto esta enmarcado en otro más amplio que Dios tiene para el mundo. Ahora entendemos el pasaje de hoy del evangelio de San Lucas. En el, nos ayuda en esta tarea de vida advirtiéndonos de los peligros y tentaciones que nos pueden dificultar y hacer fracasar nuestra vida. Claro que se refiere a un proyecto personal de vida cristiana en el que reconocemos la acción salvífica de Dios y en el que hemos respondido con nuestro seguimiento comprometido. Los placeres de este mundo más superficiales y sus vicios correspondientes son los peligros más cotidianos que pueden desviarnos de nuestro camino y hacernos fracasar como hijos de Dios. Muchos hoy tienen una vida vacía, inestable y con una ansiedad de experiencias fuertes, por los desequilibrios que se producen como consecuencia de seguir una moral, de no tener límites o dejarse llevar por un edonismo egoísta. Ya nadie habla de pecados capitales, e incluso se carece de sentido de pecado, con lo que el mal se camufla, pasando desapercibido y causando daño sin freno.

También la falta de fe, de confianza en Dios, de visión sobrenatural de los sucesos y acontecimientos vitales, provocan el no manteneros en pie ante el Hijo del hombre cuando El vuelva.

Las virtudes que nos enseñan las Escrituras nos hacen fuertes y son parte de la ayuda que el Señor nos da para evitar caer en estas tentaciones. La laboriosidad, la pureza de corazón, la benevolencia, la generosidad, la humildad, la perseverancia y otras poderosas aliadas, forjarán en nosotros una personalidad que nos lleve a triunfar en el camino que Jesús nos propone en nuestra vida. Nos ayudan a crecer en fe, en la esperanza y en la caridad. Nos llevan a vivir que el Señor es la Roca que nos salva. No nos durmamos en los afanes de cada día, ni nos descuidemos, ¡cuidado! Vivamos el día a día conforme a la voluntad de Dios, en el Espíritu. Vamos hacia el paraíso, nuestro hogar, no te pierdas.