La Visitación de María a su prima Isabel, no es el mero hecho de ayudarse la familia en los momentos de necesidad. Es algo más, es un verdadero acontecimiento.

Por una parte, la compasión y el servicio mostrado por María es incuestionable. Una jovencísima muchacha embarazada hace un trayecto de decenas de kilómetros para ayudar a su prima que tiene un embarazo más complicado por ser mayor. María ayudará los tres meses necesarios hasta el parto de Isabel. Parece como s  la carta de Pablo a los Romanos fuera una descripción exacta de la actitud de la Virgen en este momento: su caridad es auténtica, siempre haciendo el bien, cariñosa, estimando a Isabel más que a ella misma, siendo diligente, ardiente en el espíritu, sirviendo constantemente,… etc. Merece la pena releerlo así, se te llena el corazón. La Visitación es un acontecimiento insigne de Caridad.  Si alquien quiere profundizar en cómo se ama al hermano con perfección debe aprender de esta escuela…

María ama porque está llena de Cristo, esta llena de la luz del Espíritu. Su amor es como va a ser el de su Hijo: «Se hace uno» con la situación del necesitado, toma la necesidad del otro como la suya propia, no se desentiende. «Es concreto«, hace de servidora de su prima,  va a vivir con ella, se pone a su servicio,… como un día lo hará Jesús con sus discípulos lavándoles los pies. «Toma la iniciativa«, es la primera en dar el paso, hace lo que sea necesario, recorre la distancia,  está dispuesta a lo que haga falta. Así es el amor de Dios por nosotros.

Después de ser Caridad es un acontecimiento Profético. María hace la perfecta catequesis: proclama a su prima su agradecimiento a Dios por el inmenso don que la ha hecho. Ella estaba tan agradecida a Dios que estaba deseando comunicárselo a su prima Isabel. Los catequistas son ante todo personas agradecidas. Transmiten a los demás todo lo que ellas a su vez han recibido, todo el amor que han experimentado de Dios y quieren comunicarlo a todos (niños, jóvenes, adultos,…).  Y por otra parte es profecía en cuanto pone en la verdad. Las palabras de María en el Magnificat son el paradigma de la acción profética de la Iglesia: anuncian el bien que hace Dios en la vida y denuncian la soberbia del poder y la codicia que destruye al hombre: «derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos (pobres de espíritu, sencillos) los colma de bienes y a los ricos (de sí mismos) los despíde vacíos».

Todos nosotros como Iglesia tenemos un precioso ejemplo donde mirarnos si queremos hacer el bien al mundo de hoy. Siguiendo a Maria en la visitación como Caridad y Profecía… ¿Cómo no recordar a santa Teresa de Calculta? Ella vivió este Misterio de la Visitación que la llevaría a la santidad.