Estamos preparando en la parroquia el campamento de los niños de este verano. Llevamos trabajando varios meses como conseguir los objetivos que nos hemos propuesto: que aprendan las bienaventuranzas y las tengan como manual de su vida. Parece algo obvio en una parroquia y con niños de los grupos de catequesis. Pero, la realidad es que muchos cristianos no conocen las bienaventuranzas, ni lo importantes que son y, ni mucho menos, son el manual de su vida.

Nos lamentamos del egoísmo de las personas que esta llevando a un individualismo creciente en nuestra sociedad. Pero, no nos interesamos por escuchar a Jesús y profundizar más en el Evangelio, como lo más importante para aprender como vivir. El que dirán, la televisión, mi imagen en las redes sociales, los nuevos ídolos, etc, son a los que escuchamos, los que nos interesan para aprender como vivir. Quizás, ¿no será que nuestro corazón este demasiado pendiente de nosotros mismos?

El lema que hemos puesto en el campamento es «Ciudadanos del Reino». Cada vez es más importante dejar que el Señor transforme nuestro corazón para salir de nosotros mismos y acabar con este egoísmo que no deja de crecer. Si no somos conscientes que nuestra meta es ser ciudadanos del Reino, del Reino de Dios, estamos perdidos y de nada nos sirve lamentarnos. Para ello, hoy Jesús nos ayuda con uno de los mejores consejos: todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos. Este es el antídoto al egoísmo. Los ciudadanos del Reino, nosotros, los que seguimos a Cristo, los cristianos, lo intentamos vivir y esto está cambiando nuestra vida y la de los demás.

Abraham lo vivió y vemos como en la primera lectura de hoy del Génesis, le ayuda a seguir la voluntad de Dios y resolver los problemas del día a día. Es justo que seamos los primeros en hacer las cosas bien y en dar ejemplo, que empecemos por cambiar nosotros; lamentarse y juzgar a los demás es una equivocación y no va a cambiar nada. Lo contrario, lo está estropeando todo. El salmo 14 nos da más pistas para vivir este consejo evangélico como ciudadanos del Reino.

¿Estás dispuesto a seguir haciéndolo con ellos? ¿No lo estas haciendo? ¿No te convence, crees que es imposible, que no funciona? ¿En quién crees? ¿En quien confías? Confía en el Señor, se fiel, no te rindas y verás lo que sucede.